Algo perfecto
El aroma del café, un destello de sol en la ventana, la complicidad de tu mirada, el balbuceo de un bebé, las tardes de cine, el rumor de las olas en verano, la ternura que mueven las caricias, los juegos de los niños en el parque, una flor deshojada en su vaso de cristal, el gesto amable de un desconocido, las horas de lectura, el sabor del chocolate, la alegría de un encuentro inesperado, los bailes tontos en medio del salón, tu risa, la compañía de la radio en las mañanas… Las arrugas de tu rostro, el calor de tu mano en la mía, la paz que inunda despacito mi alma, el suspiro con que se la lleva el alba… Y esa lágrima que, al cerrar mis ojos, escapa de los tuyos, serena y resignada.
La vida está hecha de pequeños momentos, que en realidad son grandes, únicos y valiosos, en compañía, aún más, de principio a fin. Perfecto no hay nada, pero hay trayectorias que lo parecen, o se acercan mucho.
Un abrazo y suerte, Marta con este relato de buena convivencia.
Muchísimas gracias, Ángel.
Me sumerge en instantes de vida, luego al final, en el momento de la muerte. Es fluido y delicado, ojalá nos fuéramos así, sin resistirnos, el sufrimiento en estos casos entorpece las partida.