15. La casa de muñecas
Que en su primer día como asistenta en aquella casa le encargase doña Asun fregar el suelo de su casita de muñecas, sacudir las alfombras, pasar el polvo y repartir por la diminuta sala dedales decorativos con brotes de lentejas le pareció a Fernanda una chaladura. No sabía si contárselo o no a la hija que la había contratado para limpiar un poco entresemana y dejar algo hecho para la comida y la cena. Y que ese viernes le pidiese la anciana antes de irse a la peluquería que envolviera en papel transparente un dadito de queso curado de oveja, otro de paleta ibérica, un biscote, una fresa y un botellín de cava de los de hotel que guardaba en la alacena y que lo metiera en la mini nevera, ya le hizo sospechar de una posible demencia.
Pero cuando el lunes siguiente se arrodilló con el frasquito cuentagotas a regar las lentejas, observó perpleja que en los peldaños de la escalera estaban esparcidos, como un reguero, unos mocasines, un traje y camisa gris marengo, una corbata y, en el suelo del dormitorio, unos calcetines y unos calzoncillos negros.
Y, como era de imaginar, las sábanas de la cama revueltas.
¿La viejecita se transformaba en muñeca?
¿O es que alguna muñeca cobraba vida y mantenía en la casita escarceos amorosos con otro pequeño personaje?
Da que pensar, todo un misterio de Donas Asum.
Divertido!
Jaja, ella ella, aunque también podría ser una alcahueta y alquilar la casita para encuentro muñequiles, todo es posible. Un abrazo, Rosa.
Chulísimo!! Me ha encantado!
Se veía venir que algo pasaba en esa mini casita, y aunque tú tengas tu propio final en la cabeza, lo has dejado lo suficientemente abierto para que cada cual se pueda hacer su composición y créeme si te digo que, con la imaginación que se derrocha en esta casa, hay muchas opciones.
Genial relato, Susana. Un abrazo.
Pero qué genial. Me ha encantado. Jajaja, a tope de fiesta en esa casita.
Un micromundo en el que todo es posible, igual que en la microliteratura, de la que este relato lleno de creativa fantasía es buen ejemplo. De puertas adentro es difícil saber lo que ocurre en las casas, pero las escaleras siempre son delatoras, recogedoras de rastros e indicios.
Un abrazo y suerte, Susana
Imaginación y fantasía en miniatura que provoca a lo grande la imaginación y la fantasía del lector. Genial.