38. EPICENTRO CORAZÓN (Mercedes Marín del Valle)
Nada más colgar, compró un billete de avión. ¿Era una locura? Un poco, sí, pero para él, demorarse era el pecado mayor que podía cometer cuando se le necesitaba y, a Kalila, le urgía su ayuda. El terremoto la había dejado huérfana y malherida.
En menos de diez minutos empaquetó lo necesario, bajó las escaleras de dos en dos y se plantó en la calle. Su taxi estaba llegando.
En el aeropuerto, la mujer con la que había hablado por teléfono lo esperaba sujetando una pancarta con sus apellidos.
Ya frente a Kalila, una niña menuda y asustada, sintió inquietud; no estaba acostumbrado a exteriorizar sus emociones. No obstante, se pertrechó con sus armas más humanas, ni escudos ni corazas, para enfrentarse al enemigo más temido, el miedo concentrado en las pupilas de la niña. Ella, al verlo caminar sin vacilación, como un quijote salvador de fuertes brazos, relajó su vigilancia.
En el viaje de regreso, y aunque no hablaban el mismo idioma, ambos soñaron idénticos y esperanzadores paisajes futuros.
Hola, Mercedes.
Hay mucha discrepancia sobre si el corazón es un órgano del que se pueda decir que emanan sentimientos. Lo que es un hecho es que es un órgano principal para la vida y que si en algún lugar hay que buscar el epicentro de la solidaridad que demuestra el protagonista de tu relato, sin duda es ahí.
Encantadísimo de volver a tener tus letras por ENTC. Un cálido abrazo, querida amiga.