38. EPICENTRO CORAZÓN (Mercedes Marín del Valle)
Nada más colgar, compró un billete de avión. ¿Era una locura? Un poco, sí, pero para él, demorarse era el pecado mayor que podía cometer cuando se le necesitaba y, a Kalila, le urgía su ayuda. El terremoto la había dejado huérfana y malherida.
En menos de diez minutos empaquetó lo necesario, bajó las escaleras de dos en dos y se plantó en la calle. Su taxi estaba llegando.
En el aeropuerto, la mujer con la que había hablado por teléfono lo esperaba sujetando una pancarta con sus apellidos.
Ya frente a Kalila, una niña menuda y asustada, sintió inquietud; no estaba acostumbrado a exteriorizar sus emociones. No obstante, se pertrechó con sus armas más humanas, ni escudos ni corazas, para enfrentarse al enemigo más temido, el miedo concentrado en las pupilas de la niña. Ella, al verlo caminar sin vacilación, como un quijote salvador de fuertes brazos, relajó su vigilancia.
En el viaje de regreso, y aunque no hablaban el mismo idioma, ambos soñaron idénticos y esperanzadores paisajes futuros.
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Hola, Mercedes.
Hay mucha discrepancia sobre si el corazón es un órgano del que se pueda decir que emanan sentimientos. Lo que es un hecho es que es un órgano principal para la vida y que si en algún lugar hay que buscar el epicentro de la solidaridad que demuestra el protagonista de tu relato, sin duda es ahí.
Encantadísimo de volver a tener tus letras por ENTC. Un cálido abrazo, querida amiga.
Hola, Ángel. Empezaré por el final para decirte que yo soy un poco Guadiana, por eso voy y vengo. Se tiene que notar que me he zambullido mucho en mi río. Gracias por tu acogida. Siempre es bonito venir a pasear por este mundo micro tan grande.
Respecto al corazón te diré que se sabe que en él hay más 40.000 neuronas que lo convierten en una pequeña central informátiva. Parece que continuamente envía señales al sistema nervioso central para decirle: eh, estoy aquí y todo va bien.
Por otro lado, las últimas investigaciones lo hacen responsable de esas decisiones que tomamos de manera intuitiva que, por otro lado, se llaman corazonadas.
Ea, pues ya podemos ir a dormir tranquilos, ja, ja, ja.
Agradecida y encantada de volver y de encontrarnos de nuevo en este espacio tan entrañable.
Abrazos, amigo
Hay desdicha y desgracia, que se ceba en mayor grado en los más débiles e inocentes. Menos mal que también, como contrapunto, hay personas altruistas y generosas, y si no existieran, habría que inventarlas, como has hecho tú con tu Quijote, que no necesita ir lanza en ristre para desfacer verdaderos entuertos, sino con el corazón por delante, que es un arma poderosa.
Como a mi apreciado tocayo, me alegra leerte y que tu Guadiana haya recalado por aquí.
Un abrazo y suerte, Mercedes
Hola, Ángel. Como decía ayer, volver siempre es un placer.
Con personas como vosotros y micros tan interesantes, la propuesta de fluir por estas orillas es siempre gustosa.
Gracias por tu acogida y tu generosidad para conmigo y mis letras.
Un abrazo de colores en esta tarde de resurrección.
Pues sí que parece una locura embarcarse en esa noble empresa y no por comprar el billete de avión, sino por todo lo que viene a continuación. Que no será poco. Ojalá hubiera más quijotes con esa convicción y con ese corazón lleno de neuronas, Mercedes. Muchas suerte y un abrazo fuerte.
Hola, Aurora. Ojalá, como bien dices, las buenas acciones siempre tengan un lugar inmenso en este corazón latente y neuronado que nos ha sido regalado.
Mi agradecimiento infinito y mis deseos de que estés pasando unos buenos días. Abrazos.
Ojalá fuera tan fáciles las adopciones, en este caso, motivada por una tragedia. La niña necesita a su quijote, pero, aunque no se dice, se intuye que de algún modo esta niña viene a llenar algún hueco en su vida. Siempre he pensado que las relaciones entre humanos son como un puzzle, si encajan las piezas todo fluye, si no… Espero, este caso, que encajen.
Todo un sueño tú relato, hay que creer.
Hola, Rosa. Un placer compartir este espacio contigo.
Gracias a nuestra imaginación como escritores podemos saltarnos la burocracia, el jet lag y todo lo inimaginable con tal de ser transmisores de bondad. Ojalá nuestra imaginación permitiera también abrir mentes y sortear encrucijadas reales.
Un abrazo y mil gracias por venir.
Mercedes, que micro más esperanzador. A veces no vemos a los quijotes anónimos que nos rodean. Deberíamos pensar más a menudo con ese epicentro.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía. Aquí mismo en esta casa llamada ESTANOCHETECUENTO, los hay, la hay. Lo sé de buena tinta.
Gracias por acompañarme un ratito en este recuadro que dejó de ser blanco cuando pusiste la primera palabra de acercamiento. Un abrazo.
Bendita locura, que es obligatoria en todo quijote que se precie, pero, en este caso, además es cuerda, real, necesaria, útil, beneficiosa…
Así es Edita. Creo que la cordura está sobrevalorada, siempre he llevado pensado que un poco de locura está más que bien.
Gracias, un abrazo y feliz noche.
Un placer leerte, Mercedes. Bienvenida. Tu Quijote es de los que desfacen entuertos de verdad, de esos que están por doquier en este siglo XXI nuestro, igual que lo estaban en el siglo de Oro. Un abrazo y suerte.
Hola, Antonio. Qué gusto encontrarnos de nuevo.
Gracias por venir, aquí estamos de nuevo. Un ratito a pie y otro caminando.
Un abrazo y buenas noches.
Mercedes, con relatos como el tuyo, da gusto cada vez que nos planteamos ir de Quijotes por la vida. Un saludo.
Muchas gracias, Sergio. Eso de ir de quijotes está muy bien siempre que sepamos dónde están los límites de las aspas del molino. Un abrazo y feliz noche.
Tierna historia de locura y solidaridad, con comienzo duro y final feliz, o al menos esperanzador para los protagonistas, tanto para el moderno Quijote, como para la afortunada niña. Un abrazo y mucha suerte.