69. De lo que aconteció a don Quijote y Sancho Panza con el quesero ambulante
«Ya vees tú, querido Sancho, que no siempre hay que buscar las aventuras, que antes te vienen ellas por sí mesmas, y en un santiamén te puedes encontrar riñendo con un villano al que ni por pienso hubieses visto de haber tomado otro rumbo.» «A fee que no le falta razón, señor, y hasta le sobraría si dijera que es cosa que para todos vale, porque mejor suerte hubiera corrido ese infeliz de haber cogido una trocha en lugar de este camino, o incluso de haberse quedado en la cama sudando un mal resfriado, que nada pretendía que no fuera vender esos quesos que cargaba.» «¡Válame Dios!, buen amigo, o acabaré por no asombrarme de tu ignorancia. ¿Acaso no viste, como yo, que antes de ocurrir el encantamento, esos quesos no eran sino piedras de trabuquete y el caballero que las llevaba no podía ser otro, por su atuendo, que el temible Arcalaús el encantador? Mas ten por cierto que ya habrá llegado al pueblo, en la hechura que los hados hayan dispuesto, y no cabe lamentarse más. Solo digo ahora que paremos en la primera sombra y saques una pieza de esas que en las alforjas te vi guardar.»
Has planteado muy bien la esencia de los dos inolvidables personajes, con sus contrastes y contradicciones. Don Quijote percibe una realidad diferente, que le lleva a acciones que desde fuera solo pueden parecer locuras. Sancho, apegado al mundo tangible, se da cuenta de los desvaríos de su señor, aunque duda de ello ante su elocuencia. El caso es que uno y otro son conscientes de sus necesidades físicas, y un buen queso manchego, caído en la singular refriega, no es cosa de despreciar, ni de decir que se trata de una piedra o proyectil.
Un simpático relato, muy bien trabajado, con lenguaje y espíritu de la época, con la paradoja del hambre, que abre los sentidos y disipa cualquier neblina mental o duda de concepto.
Un abrazo y suerte, Enrique
Muchas gracias, Ángel.
Dos personajes dignos, sin duda, de los numerosísimos estudios que de ellos se han hecho desde la publicación de la novela. Me parece muy acertada la síntesis que haces de sus personalidades, como también lo que apuntas sobre la consciencia de sus necesidades físicas, que en este caso lleva a ambos a desoír el discurso de sus mentes y atender el de su estómago.
Otro abrazo para ti, amigo, y suerte también.
Relato de gran elaboración, con lenguaje muy apropiado, gracioso como el mismo Quijote y con una resolución perfecta.
Muchas gracias, Edita.
Eres muy generosa en todo lo que dices. No es la primera vez que cometo la insensatez de dar voz a estos dos personajes, y lo que más temo siempre, más allá del estilo o la forma, es ponerlos a decir o hacer cosas impropias de ellos. Por eso quizá me alegran doblemente tus palabras.
Un abrazo.
Hombre, Entrique, es que ponerte a ti un reto sobre Quijoterías es como si te pidieran que hablaras de ti mismo. ¡Lo que habrás disfrutado! Es alucinante, escribes como el mismísimo Cervantes. A ver si los pobres de tus personajes le pegan tiento al queso y se les saltan dos dientes. Mucha suerte y un abrazo fuerte😘
Jajajaja, como el mismísimo Cervantes. Muchas gracias, generosísima y exagerada Aurora. Reconozco que, como bien sabes, siento una querencia especial por estos dos personajes. Y aun así he estado a punto de no escribir nada. No se me ocurría una sola idea que me pareciera interesante, pero es verdad que me apetecía mucho hacerlo. Al final pensé en poner una frase en boca de don Quijote, y a partir de ahí fue surgiendo el resto. He disfrutado mucho escribiéndolo, sí, aunque no tanto como leyendo vuestros comentarios.
Otro abrazo igual de fuerte para ti.
Enrique, he dudado de si era un fragmento real del Quijote. Qué maestría, pardiez. Además, cualquier situación, con queso es mucho mejor.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía.
Totalmente de acuerdo en lo del queso. En cuanto al resto, decir que me he metido en la piel de estos personajes con mucho cariño y respeto (como otras veces que lo he hecho), y que me alegran mucho vuestras reacciones, aunque sean tan desproporcionadas en sus elogios.
Otro abrazo para ti.
“Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de don Quijote pasar…”
Sí, don Joan Manuel, va de camino a Sagunto, por su Inma Dulcinea; regresa al hogar.
Señor Enrique, una delicia, el premio de este relato nos lo repartimos los lectores.
Muchas gracias, querido Manolo.
Uno de los milagros de la literatura es que sus personajes recobren la vida cada vez que abres las páginas del libro que los contiene.
Esto que he escrito yo no tardaría en arder de caer en manos del barbero o del cura de la novela, en su donoso escrutinio. Pero me alegran mucho tus palabras. Se que me lees con buenos ojos, pero también que eres sincero en tus opiniones cuando lo necesito. El regalo para mí son vuestras reacciones, más cuando tienen connotaciones personales y entrañables como el tuyo.
Un abrazo.
Por el final no parece que esté tan ido nuestro señor. Para la manduca si está en la realidad.
Divertido!
Muchas gracias, Rosa. Es verdad que alternaba momentos de locura y cordura, pero también que el asunto de los encantamientos puede ser oscuro y caprichoso.
Un abrazo.