67. Abandono (Jesús Navarro Lahera)
Una no es nueva en esto ni mucho menos tonta, y aunque la verdad es que sigue haciéndome el amor cada tarde, lamentablemente, ya no es lo mismo que antes. Y no me refiero a que ahora hayamos perdido el morbo de tener que buscar que todo suceda a escondidas, porque, como suele decir, desde que ella se marchó ya no tiene ningún motivo para andarse con esos rollos. No, no se trata de eso. Lo que ocurre es que, a pesar de que después de muchos años de servicio ya le he visto hacer de todo, y que por lo tanto no debería escandalizarme por nada, no logro salir de mi asombro. Me resulta denigrante que entre en la habitación, se tumbe encima de mí y que cuando termine me deje ahí, tirada, igual que me ha encontrado, sin tan siquiera preocuparse de inflarme.
Es lo que tiene la pasión desmesurada: cuando se desinfla queda un vacío que se adueña de todo, con las mismas sensaciones que un literal pinchazo. Recargar todo eso, física y emocionalmente, lleva su tiempo.
Un relato que mantiene muy bien la tensión hasta el desenlace final, que nadie se espera, algo que no es fácil
Un abrazo y suerte, Jesús.
Qué buena descripción de este pinchazo emocional del protagonista, de ese abandono al que se somete a sí mismo y a su amante, que, a pesar de ser una muñeca, parece tener más sentimientos que él. Un abrazo
Ay Jesús, cómo nos lías. Todo el rato pensando quién podría ser esa amante abandonada, y el final era imposible de imaginar.
Un abrazo y suerte.
Muy buenas, Rosalía. Me encanta haberte tenido en vilo hasta el final, hasta la última palabra del micro, como dicen por ahí que debe guardarse el golpe definitivo. Un abrazo
¡Jajaja, qué bueno, Jesús! Ya me imaginaba yo que nos ibas a dar sopas con ondas, como sueles hacer tan magistralmente, pero no conseguía imaginar con qué hasta, no ya la última frase, sino la última palabra. ¡In extremis!
Un fuerte abrazo, compi.
Muchas gracias, Ana María. Cuánto me alegra haberte sorprendido con ese giro final in extremis, como me gusta, en la palabra de cierre del microrrelato. Un abrazo
Coincido con Ana, estaba esperando el giro inesperado mientras me acercaba el final del relato, mientras pensaba que ya no había margen, que las palabras se acababan y… sorpresón en la última.
Muy entretenido.
Muchísimas gracias, Víctor. Me alegro de que mi micro de este personaje de personaje tan incorrecto te haya entretenido, así como sorprendido, valga la cacofonía, en justo la última palabra 🙂 Un abrazo
Pues sí que tiene urgencia este hombre, ni un un poquito de aire le insufla a la pobre. Yo creo que esa poca consideración debería ser denunciable, ¿no? Jaja. Un abrazo fuerte, Jesús.
Muchas gracias, Aurora. Este hombre se comporta de la forma muy incorrecta con su pobre amante. Mira que ni darle un pelín de aire… ay que ver, qué abandono. Un abrazo
La última palabra es más que una palabra: es el alma del relato. Muy ingenioso. Visto lo visto, no es de extrañar que la otra se haya ido.
Jajaja, muy buena observación, Edita. Menudo espécimen de tío y qué comportamiento más incorrecto tiene. Si la muñeca pudiera, también se marchaba. Un abrazo
Estupendo relato. Al contrario que la muñeca protagonista, lejos de desinflarse al final ,se hincha , se expande y vuela alto.
Un saludo y ¡suerte!
Muchísimas gracias, Gema, por tus palabras. Me alegra saber que te ha gustado esta historia, disparatada y con un protagonista que se comporta de forma nada correcta con su pobre amante, de la que no descubrimos su identidad hasta la última palabra. Un abrazo
Ayyy, Jesús! Cómo te gusta jugar con el lector hasta el último momento.
Pobre muñecas hinchable, también tienen sentimientos. 🤣🤣.
Mucha suerte y un súper abrazo.
Muchas gracias, Nuria. La pobre muñeca parece ser más humana que ese tipejo abandonado del todo, que la trata sin miramientos. Me encanta que te haya gustado este juego. Un abrazo
Jajajaja, ¡Pobrecita! En una de ésas no era que no la quería más, por ahí el tipo tenía asma o enfisema, jajaja…
Yo tampoco me imaginaba quién podía ser esa mujer, y al final resultó que era de plástico, y para colmo, inflable…
Muy bueno, Jesús, y muy divertido…
Un beso,
Mariángeles
Muchísimas gracias, Mariángeles. Me alegro de que te haya gustado, divertido y, sobre todo, sorprendido el final de esta historia disparatada de la que tanto disfruté al escribir. Un abrazo
Hola Jesús: en tan pocas palabras y sin explicaciones se adivina una historia mucho más larga. Un relato como los que a mi me gustan: decir sin explicar, claridad de expresión y con un final sorprendente.
¡Enhorabuena!
Abrazoss
Muchísimas gracias, querida Pilar. Me alegra saber que te ha gustado esta historia que tiene tantas capas, además de un final sorprendente. Un abrazo muy grande