24. Álbum de remedios
Resfriados, eccemas, lumbagos, virus intestinales. Todos me visitan regularmente, sumándose unos a otros, multiplicando sus efectos, menguándome el ánimo. Vacunas: las tengo todas. Mis bolsillos, farmacias ambulantes. Podría recitar el vademécum mejor que el padrenuestro. La suerte me esquiva, las amistades me saludan a distancia. Logré un puesto de teletrabajo (nadie se habría arriesgado a dejarme compartir oficina) que me permitió adquirir productos homeopáticos: glóbulos, gotas, polvos orales… Esto último suena fuerte, disculpen, pero ahí no acaba: puesto a complementar la ciencia, me apoyé en la santería, encomendándome a Babalú Avé, Yemayé y Eleguá. Los resultados fueron francamente deprimentes, de modo que volví a los brazos de la ciencia entregándome al Prozac. En un foro de salud conocí a Higía, una chica fenomenal, una fuera de serie que padece enclaustrada en su rancho de Texas, al menos, siete enfermedades crónicas. Hoy me ha enviado su foto. Estoy a un clic de abrirla, me rasco sin compasión, la dermatitis nerviosa me altera, la hiperhidrosis (exceso de sudoración) convierte al ratón del ordenador en anfibio. No espero gran cosa de su imagen, en realidad, lo que temo es que el retrato que le acabo de enviar no le haga justicia.
Quien no se conforma es porque no quiere y siempre hay, como suele decirse, «un roto para un descosido», para todo hay remedio, o al menos algún tipo de consuelo. Este peculiar coleccionista de enfermedades tenía un alma gemela, solo era cuestión de tiempo que la encontrase. Para ello, las redes sociales e Internet son una herramienta fabulosa.
Tu protagonista, por otro lado, no es de los que engañan, sus actos parecen presididos por la sinceridad, pues en lugar de retocar su retrato para causar una mejor impresión, lo ha enviado tal cual tras un ataque de picores, que debe de haberle dejado el rostro en estado poco presentable. Le deseamos suerte, se la merece.
Un relato original y muy bien contado.
Un saludo, Mikel
Pues me ha gustado mucho tu relato. Es original e incluso divertido, dentro de la tragedia que vive tu personaje. Pero ese toque final, con picor incluido, es muy bueno.