14. Amor animal
He vivido siempre con la simbiosis entre la calma y el nerviosismo, ella se alimenta de él y él se deja arrastrar por ella, el resultado es una apatía insoportable.
Sin embargo, el pasado veintinueve de febrero, ella entró por la puerta de mi tienda. El nerviosismo actuó solo y cuando ella, cabizbaja y casi reptando, apoyó su cabeza sobre mi pie, la recogí del suelo abrazándola contra mi pecho. Su ronroneo me permitió sentir la calma sin ningún otro aderezo.
Si gatos y perros son denominados animales domésticos, y constituyen las mascotas más demandadas, es por algo, seguro que porque nos acompañan, pero sobre todo, nos calman. Son el contrapunto de un ser entregado y que nos necesita, hace que nos sintamos importantes, que olvidemos tensiones. El encuentro que describe tu protagonista parece, por todo ello, placentero e irrepetible.
Un abrazo y suerte, Begoña.