AMOR DE VERANO… MÓJATE ENTECIANO
ESTE VERANO… MÓJATE, ENTECIANO
… pero es que comienza el verano y miramos nuestro buzón y encontramos 46 inscritos cogiditos de la misma mano con la que escriben… y entonces sentimooooos ese amooooor, un amor cálido y juvenil, un amor de veranooooo…
Pues atentas, atentos, porque comienza este concurso que consta de 4 propuestas en periodos quincenales. Y esta es la primera de ellas. Una propuesta sencilla, sin entramadas condiciones, para escribirlas en la placidez del verano.
Os recordamos que esta convocatoria es EXCLUSIVA para las “PAREJAS ANÓNIMAS” que se han inscrito previamente en el concurso durante el mes de junio.
Y estas son las CONDICIONES que tendrá que cumplir el relato de esta primera ronda.
Todos los relatos de nuestra convocatorias tendrán que tener un máximo de 101 palabras… 101 es nuestro límite. Sin contar el título.
Y ya os lo adelantábamos…
La CONDICIÓN PRINCIPAL
es el planteamiento argumental de
UN AMOR DE VERANO
¿Y qué se considera un “amor de verano”? Para qué lo vamos a intentar explicar cuando en el diario Público lo hemos visto descrito de una forma tan… inspiradora.
“Los amores de verano son una suerte de leyendas que nuestra memoria emocional elabora a base de recuerdos y proyecciones: nace así el amor de verano como nostalgia melancólica, como mito inolvidable.
El amor y el verano son como las olas y el viento: han nacido para entenderse. No podemos pensar en uno sin pensar en el otro. El amor, entendido como pasión romántica, se nutre de los ingredientes del verano: libertad, optimismo, inocencia, entrega, arrebato y ahora. Porque los amores de verano siempre suceden ahora, cuando el tiempo se detiene, pero son tan fugaces como un pestañeo, como una nube que, cuando la vuelves a mirar, ya se ha hecho viento.
Todos esos ingredientes que construyen el mito del amor de verano explican su carácter legendario, una suerte de leyenda que nuestra memoria emocional elabora a base de recuerdos y proyecciones. Y, como sabemos, los recuerdos no son fotografías de la realidad vivida, sino interpretaciones de la misma: nace así el amor de verano como nostalgia melancólica, como mito inolvidable.”
Este es el concepto clásico… pero esas cabecitas bullen y no es por el calor, es porque ya están planeando romper estos límites con historias y/o protagonistas inesperados, nuevos, sorprendentes… diferentes.
Pues este será el único asunto de nuestra primera propuesta… Nada más… Y nada menos.
PUBLICACIÓN DE LOS RELATOS
Los relatos se enviarán al concurso mediante el formulario que os enlazamos al final de estas instrucciones. Sólo los relatos recibidos a través del formulario podrán participar. El encargado de recibirlos comprobará que cumple las condiciones y será el responsable de su publicación en la sección de comentarios de esta entrada del blog. Podría tardar en hacerlo hasta 24 horas. El relato será publicado bajo el seudónimo adjudicado oficialmente a esa pareja.
LOS JUECES
El jurado de esta primera convocatoria estará compuesto por 4 miembros: Rosana Alonso, Rosa Gil, Rafa Loscertales y JAMS. Salvo este último (que ha adjudicado y guardado los seudónimos e identidades de las parejas) los integrantes del jurado leerán los relatos desconociendo el nombre de sus autores o autoras.
La misión del jurado será presentar una lista de 5 relatos de todos los presentados para que el Jurado Popular elija a los ganadores definitivos en sus votaciones del próximo mes de septiembre.
El único modo de participar en este concurso es a través del siguiente FORMULARIO o haciendo click sobre nuestro botón dorado…
En el formulario solo se solicita el seudónimo oficial de la pareja participante y el texto del relato.
El plazo para presentar el relato es la primera mitad del mes de julio, lo que supone que el formulario estará abierto hasta las 23:59 horas de la noche del sábado, día 15 de julio de 2023.
1. VERANOS CON AMANDA, de BAILANDO
Recién llegado, Manu se asoma a la ventana y encuentra con alivio el AMANDA de bienvenida escrito con guijarros en el alféizar. Los recoge y se los guarda.
Les esperan excursiones en bici a la charca de las ranas, chapuzones en las pozas, atardeceres jugando a las adivinanzas con las formas de las nubes.
Termina el verano. Manu va a despedirse a casa de Amanda, en ruinas por el incendio de hace un par de años, y limpia el alféizar de la ventana de cascotes de ladrillo y tierra para escribir en él, con los mismos guijarros, MANU.
2. EL CIRCO, de LA VIDA LOCA
Tenía quince años y el verano terminaba, cuando el circo recaló en el pueblo.
Bajo la carpa seguí las actuaciones de equilibristas, malabares, payasos… Me detuve en aquella figura que soltaba el trapecio, y como un ángel, realizaba hermosas piruetas en el aire. Cuando alcanzó el suelo, saludó al público, busqué sus pupilas brillantes y supe que estaba enamorado. Esperé varios veranos a que volviera el circo, pero nunca regresó.
Mi nieto interrumpe y pregunta.
_ ¿Abuelo, cómo se llamaba ese amor?
Y por primera vez en mi vida, olvido las apariencias, el miedo y respondo.
_ Su nombre era Juan.
3. LEYENDAS DE PASIÓN, de LA BOMBA
Hacía calor y a Narciso le apeteció darse un baño en el río. Antes de zambullirse contempló el reflejo de su rostro en el agua ¡era tan hermoso! El cabello ensortijado, la nariz griega digna de un dios…para mayor deleite quiso acercarse más en el mismo momento que un sapo fugado del cuento anterior emergía y le besaba impulsado por un deseo incontrolable. Su metamorfosis fue inmediata y Narciso aturdido, pequeño y verde se preguntaba cómo era posible que… ¡si hasta entonces se había considerado “hetero”! Abrazados se sumergieron para consumar su amor lejos del acoso de ninfas y princesas.
4. LA DECLARACIÓN, de WAKA WAKA
Ella no lo sabía pero sería mi primera vez. Soñaba que me perdía en su aroma y enloquecía de amor.
Supuse que la encontraría en la verbena. Quería contárselo todo. La vi a lo lejos, preciosa, como una luz que guiaría mi camino.
Las numerosas parejas que atestaban la plaza bailando me impedían llegar hasta ella. Me esforcé en sortear a los danzantes pero mis empujones enfurecieron a algunos, ignoré a los críos agolpados junto al templete y, por fin, me encontré ante ella. Con un hilo de voz, pedí al hombre en los soportales: una Fanta, por favor.
5. CALMA CHICHA, de UN RAYO DE SOL
Al asomarse al abismo azul de los ojos de Nerea, sintió Mauro cómo la inmensidad del océano lo apresaba, lo envolvía y zarandeaba, y cómo la resaca lo arrastraba mar adentro cuando la muchacha de trenzas rubias y labios color frambuesa le dio su primer beso.
Al chico, el vértigo le duró no solo el verano que se conocieron sino toda la vida entera ―que pasó junto a ella a merced de olas, mareas y vientos― hasta hoy, setenta años más tarde, que sentado en el lecho de Nerea llora mientras intenta inútilmente calentar sus manos heladas, sus dedos yertos.
6. ATARDECERES DE AGOSTO, de TORERO
Como cada tarde, a las ocho en punto, llega vadeando las mansas olas de la orilla hasta la roca donde espera Claudia, con la vista perdida en el azul profundo. Salpicaduras de agua y sal enhebran sus miradas, prenden sus sonrisas, y el enredo de sus cuerpos se viste de húmeda arena.
Ya es de noche cuando alzan el vuelo para, de la mano, regresar al nido. Claudia entra en casa, besa a los niños y recoge los restos de pizza, mientras Manuela paga a la canguro y la despide con un «hasta mañana, a las ocho en punto».
7. AMOR MEDITERRÁNEO, de YO QUIERO BAILAR
Le costó decidir qué hacer en vacaciones. Buscaba un verano diferente. Supo que había elegido bien en cuanto atracó en aquella isla paradisíaca. Dejó su mochila en la pensión y bajó hasta la playa de arena blanca, bañada por aguas en aparente calma. Atrajo su atención una chica sentada junto a la orilla. Cuando ella se volvió, enmudeció ante la inmensidad de aquellos ojos que amanecían entre azules y no podía dejar de mirar. Se amaron día y noche compartiendo abrazos entre las olas. Marina fue faro en su oscuridad. Se juraron a besos amor eterno y repetir voluntariado en Lampedusa.
8. VACACIONES EXÓTICAS, de SARANDONGA
De todos los recuerdos que conservo del viaje en el que te conocí, nuestro hijo es el mejor, a pesar de la repugnancia que manifiestan los demás al verlo. No me engaño, sé que para ti solo fui un amor de verano más, otra turista incauta que cayó rendida a tus pies.
Miro al bebé y todo en él me recuerda a ti: su cuerpo flexible, la suavidad de su piel, el brillo galáctico de su mirada. Hasta tiene tu mismo lunar en el cuello.
Hoy, por fin, me ha sonreído al agarrar mi pulgar con sus pequeños tentáculos.
9. TODOS LOS VERANOS SON IGUALES, de EL CHIRINGUITO
El verano del 95, permanecía aún en el olor de su pareo y su toalla. Los había guardado tal cual, con todo ese aroma derramado en su maleta.
Lo suyo, lo de ellos, fue algo más que un simple romance de vacaciones.
Él juró que volvería y ella ”apenelopada”, prometió esperar.
Se encontraron cargaditos de endorfinas y de deseo, para descubrir muy pronto, que el verano del 96 también sería fugaz; se alejaría y desaparecería sin remedio al llegar septiembre.
10. PROMESA CUMPLIDA, de DESPACITO
Mientras los demás devoraban chucherías alrededor de una hoguera, él, alejado y solo, se enamoró del cielo nocturno. Jugó a dibujar dragones y pegasos uniendo con el dedo aquellos guiños cómplices a billones de kilómetros, delineó mil veces la W de Casiopea y cayó prendado de la Cabellera de Berenice. Al acabar el campamento de verano, le prometió a la Estrella Polar que nunca perdería el norte.
Ahora, cada agosto, enseña a sus hijos a localizar Arturo y Vega, las estrellas que les dieron nombre, y sobre todo la Polar, para que, como él, jamás pierdan el norte.
11. VINAGRE, de ASEREJÉ
En el autobús que nos llevaba a Burdeos te dormiste apoyando tu cabeza en mi hombro y yo, por estar contigo, aguanté las cosquillas que me hacía tu pelo. Olías a mosto nuevo. Habíamos prometido que echaríamos horas recogiendo uva, las que fueran, por hacer dinero. Miraba los racimos posados en tus manos y me conformaba con imaginar cómo me acariciarías. El último día, robamos una botella de vino en la bodega. Fuiste mío y yo tuya, y esa fue la noche tras la que mi sonrisa se rompió, al descubrirme robada, sola y con ese desagradable gusto en la boca.
12. RARA AVIS, de EL TRACTOR AMARILLO
Perico era un pájaro de cuidado, de los que ya no quedan. Un animal en extinción le gustaba decir a él. No había mujer a la que intentara conquistar que se resistiera a sus encantos. Aquel verano, cansado ya de tanto devaneo, decidió buscar a la mujer de su vida. Paloma, ornitóloga por naturaleza, soltera por ideología, solo tenía un objetivo en esta vida: la investigación científica. Una mañana de agosto sus miradas se cruzaron en una playa solitaria, parecían un par de tortolitos. Él inició de inmediato el cortejo, ella, ante tan inusual ejemplar, preparaba en su mente la vivisección.
13. LA MEDALLA, de La Flaca
Mi nieta me ha emocionado con su trabajo. «Atletismo en los 70». Paso las páginas con nerviosismo y allí estás, mirándome, con tu brazo sobre mi hombro y yo con la mirada perdida porque sentirte tan cerca me hacía temblar. La emoción de la victoria, decían todos. Era julio del 72. Entrenamos juntos todo el verano. Tu fuiste olímpico. Yo me alejé de las pistas. Tu saliste del armario en la portada del Marca. Yo guardo dentro todavía aquella medalla, la única, la que hoy se ha llevado mi nieta al colegio sin conocer la historia.
14. AMOR ETERNO, de VENENO EN LA PIEL
Hace más de sesenta años que Manuel veranea en el mismo pueblo para estar cerca de Lucía. La primera vez la vio con un vestidito blanco que resaltaba su piel morena. La última, en el ataúd que la llevaba al cementerio. Entre las dos visiones ella se casó con un coronel por mandato paterno; con Manuel, todos los veranos sin ninguna condición. Cada noche de bodas la pasaron cobijados por el velo de las pasiones clandestinas.
El día de su muerte, el militar quiso reservar la tumba de al lado para descansar junto a Lucía. Llegaba con sesenta años de retraso.
15. DA MORTE, de LA BARBACOA
A Arlene comenzaron a formársele caracolas en el pelo el verano del 86, justo después de conocer a Xoel, el farero de Finisterre, en su viaje por Galicia.
Dicen los marineros, que vivieron una historia de amor tan intensa que, de noche, se veían barcos de papel deslizarse por la luz del faro hacia altamar…
Ella regresó a Belfast y, a pesar del susurro de esas caracolas: “vuelve amor, vuelve…”, nunca pudo cumplir su promesa de volver.
Esta noche, sólo escucha en ellas el mar; como un lamento.
Un pequeño velero naufraga cerca de la Isla de Man
16. ÚNICO TESTIGO, de EL TIBURÓN
Como cada verano, Diego vuelve al lugar donde un día fue feliz. Sigue el sendero y se adentra en el bosque y, a pesar de que todo está muy cambiado, consigue un año más, encontrar aquel rincón de paz.
El enorme Castaño se alza en pie, majestuoso. En su robusta corteza siguen talladas las dos iniciales que sus manos tan jóvenes como temblorosas, plasmaron en la madera.
La D de Diego persiste con el tiempo, al igual que él, pero la M tiende a desdibujarse y desaparecer, como Mario, que en eso, siempre fue un experto.
17. VERANO DEL 75, de FOREVER YOUNG
Era muy alta y muy rubia. Llegó en junio para estudiar español. Y se fijó en mí, tan moreno, tan rizoso, tan poco apreciado por mi físico. Las chicas me ignoraban, pero ella, tan alemana y tan moderna, me buscaba sin disimulo.
Una tarde coincidimos en la playa. Me sonrió y sin mediar una palabra me ofreció sus labios. Nos besamos, nos acariciamos y cuando ya no quedaba nadie hicimos el amor en la orilla.
Aún eufórico le pregunté su nombre.
—Bette —me dijo. Y yo, avergonzado y obediente, me fui.
18. SABOR A VERANO, de DESPECHÁ
Vacaciones en el pueblo, comportamiento ejemplar, mi abuela me dio las monedas justas para dos cucuruchos medianos. La última tarde del verano me hice el valiente y te invité. Tú pediste uno grande de chocolate y fresa. Hice cuentas en el aire y pedí el más pequeño. De pistacho. Curvaste la ceja asqueada. Cambié por melocotón. Frunciste la boca. Terminé escogiendo nata. Nos sentamos en un banco. Ensayé un beso blanco sobre tus labios bermellón. Cachetazo de chocolate en plena mejilla. Terminé derritiéndome cuando te vi probar helado en boca de mi hermano.
Aún hoy, veinte años después, odio el limón.
19. LA CANCIÓN DEL VERANO, de ESCUELA DE CALOR
Conocí a Eva María en la fiesta de Blas y mis ojos se quedaron clavados en la raja de su falda. Todos la llamaban la Flaca, pero era luminosa como un rayo de sol.
Aprendimos en una escuela de calor. Yo era una bomba a punto de estallar, un día quería que fuésemos despacito y el siguiente, que lo hiciéramos como animales en mi tractor amarillo.
Cuando se marchó, me dejó el corazón partío. «Las vacaciones de verano son mejores mirando al mar», me dijo. Se había comprado un bikini de rayas y, digan lo que digan, aquí no hay playa.
20. 23J, de AQUÍ NO HAY PLAYA
Revisó de nuevo el manual de instrucciones que le facilitaron al designarle presidente de la mesa electoral. No salía cómo reaccionar ante aquellos ojos verdes. Ninguna indicación sobre una sonrisa cómplice con hoyuelos ni pecas traviesas. Consultó el índice, por la C, «corazón desbocado». Nada.
Desconcertado, el joven preguntó a los interventores.
-¿Qué debo hacer si al mirar a mi compañera de mesa no puedo respirar?
Las respuestas dispares lo sumieron en una gran confusión: «Socialice», «Lo importante es sumar», «Sea popular»…
Antes del cierre del colegio, votó por el amor, depositando un beso en la mejilla de la segunda vocal.
21. CLASES DE REPASO, de ALL MY LOVING
El curso del 90, mis dieciséis, no terminó como lo había imaginado. Las notas llegaron con una bronca de mi madre, el sermón de mi padre y burlas de mi hermana.
Les conté que el profesor me tenía manía.
-¡Eso rima! -exclamó el abuelo.
-No tiene gracia -refunfuñé.
-Ánimo que no hay mal que por bien no venga.
Una mierda de refrán, pensé, no veía nada positivo en ir a una academia de verano en vacaciones.
Pero al empezar, vi que entendía las materias y cambié de opinión.
Vaya, he vuelto a mentir. Vi al cachas del pupitre de al lado.
22. LA HIJA DEL FERIANTE, de LA LAMBADA
Ser la hija de un feriante tenía sus ventajas. En verano recorríamos pueblos y ciudades de feria en feria. Así conocí a Antonio, un guaperas que intentó conquistarme para que las tiradas le salieran gratis, o a César, obsesionado con eliminar patos a pelotazos, pero también tenía sus inconvenientes: conocías tanta gente, que podías tener delante el amor de tu vida y no darte cuenta, como ocurrió con Luis, que me siguió a todas partes, incluso hasta el altar, impidiendo con una simple escopeta de feria, que cometiera el mayor error de mi vida. Apuntó, disparó y el cura cayó abatido.
23. AMOR DEVOTO, de OJALÁ QUE LLUEVA CAFÉ
La vida permite resarcirte de deudas pendientes, al igual que tomar decisiones equivocadas.
Con la mirada perdida en el techo, pensaba que había conseguido las dos en una sola noche.
Mario yacía a mi lado. Enamorada de él desde el campamento verano 92, recuerdo “Alabaré, alabaré “con su bonita voz. Después de que nuestras vidas se volvieran a cruzar en la asamblea de cristianos, supe que ya no era sacerdote; yo tampoco era una adolescente.
Esa noche dejamos sobre la cómoda nuestros principios: su anillo de casado, del que se desnudó antes del primer beso y yo mi hábito de novicia.