Belén Sáenz

Recién abierto el museo, lo creas o no, sólo hay alguna pareja oriental enamorada. Monjas —siempre tres—. Y yo. Son apenas las ocho y el... Read More

—Policía. Abra, por favor. ¿Conocía la existencia de una mujer encerrada en el sótano de su domicilio? —Tengo una muñeca… —¿Ha sido usted quien le... Read More

Apenas divisábamos las barcas de pesca y la arena de la playa era canela morena. Papá y yo habíamos desayunado pan frito rebozado en azúcar... Read More

Los tíos corren delante de los grises y huyen de toda mezcla de rojo más blanco. Primer mandamiento: Ni siquiera mencionan el color tabú. Nada... Read More

Llegaban a la mesa la ración de rabas doradas y los dobles de cerveza como heraldo e invitación. «Here I am», saludaba siempre antes de... Read More

En Bahía Blanca los días discurren con cadencia de punteo de guitarra. Van y vienen repletos de silencio y a nosotros nos parece bien. Nada... Read More

-I- El osito de trapo yacía boca abajo al pie de la cama. James, dieciséis años recién cumplidos, se hacía el dormido con una mano... Read More

Tras una pesadilla o un desvanecimiento desperté en una habitación desconocida. Empezaba a difuminarse, en el ventanal enmarcado por pesados cortinajes que veía ante mí,... Read More

En qué momento has pisado el acelerador, que no me he enterado. Cuándo has metido la quinta marcha. Ayer paseábamos por la ciudad de la... Read More

Tras el entierro de mi amada una parálisis tibia y sorda invadió mi organismo, incapaz de distinguir entre gotas de lluvia o sorbos de licor.... Read More