34. Bocadillos de Nocilla con sabor a sal (Aurora Rapún Mombiela)
Recorro con nerviosismo el camino que tantas veces me hizo llorar. Desde la distancia que otorgan los años, desdibujo el dolor. Ignoro qué sentiré cuando traspase el umbral, o cuando me siente frente al pasado desde el otro lado. Espero con impaciencia el momento, y con miedo. Ha llegado la hora de que los miles de euros invertidos en terapia, me reporten beneficios.
Mañana impartiré mi primera clase, pero hoy no. Hoy me enfrentaré cara a cara con los padres de mi alumnado. Les explicaré cómo voy a evaluar a sus hijos, cómo el comportamiento y la actitud contarán el 50% de la nota final. Hoy custodiaré bajo llave los moratones, la vergüenza, las lágrimas, la soledad. Mi discurso seguro y estudiado enmascarará la ira y las ganas de devolverles con creces lo que me hicieron sufrir. Me trago el corazón con saliva, compongo mi mejor sonrisa y atravieso la puerta del colegio.
Una actitud, la de esta profesora, dignísima… Imagino situaciones similares y me da mucha rabia.
Me ha gustado la historia.
Suerte 🍀!!!!
Me alegra que te haya gustado. Curioso que yo haya pensado en un hombre cuando la escribía, aunque no he puesto marca. Es la magia de la escritura y de la lectura. Un abrazo.
Las sociedades pasan por fases, pero a veces más bien parecen vaivenes que no se sabe bien a dónde conducen, ni si responden a una buena evolución. Antes, había profesores que maltrataban a los alumnos. Ahora, parece que sucede al contrario, algunos estudiantes y padres hacen de los educadores sus víctimas. Debe ser muy difícil superar una realidad así, que se resume muy bien en el título: algo placentero puede tornarse un infierno.
Hay que desear suerte a esta profesional, además de admirar su entereza por seguir adelante, aún a riesgo de recibir iras injustificadas e injustas.
Un abrazo y suerte, Aurora
Exacto, Ángel, los vaivenes de la vida…Nunca sabes con quién te vas a encontrar cuando pasas de niño a adulto. Y hay que apechugar. Un abrazo fuerte.
Difícil camino de retorno para esa persona que tuvo que soportar las actitudes vejatorias y el acoso en su infancia. Vuelve al escenario en el que las sufrió. Una historia de recomposición del alma, de lucha. Me gusta. El título refleja muy bien la historia. Suerte y abrazos, Aurora.
Muchas gracias por tu comentario, Rafael. Ha resumido exactamente lo que pretendía transmitir. Un abrazo fuerte.
Hola, Aurora, me imagino a esa profesora, yo también he pensado en una mujer, reencontrándose cara a cara con alguno de esos padres y madres, dueñ@s de esos moratones, vergüenzas y lágrimas de su pasado. Deseo que esté a la altura. Un relato muy aleccionador para los que no pueden pasar página.
Un abrazo y suerte!