12. CASANDRA
El barrio en donde se ubicaba la pensión me pareció tan desolado como yo. Bajo la lluvia, los escasos viandantes caminaban por las callejuelas urgidos por llegar a sus casas. La primera noche no conseguí pegar ojo, acababa de llegar y ya añoraba todo lo que había dejado atrás. En los días sucesivos traté de buscar un trabajo acorde a mi profesión, después un trabajo cualquiera. Imposible sin papeles ni referencias. Se me acababa la plata y la casera no parecía dispuesta a fiarme. Empecé a deambular por la ciudad y a fijarme en sus azoteas y sus puentes. Parecían ofrecerme la única salida. Una mañana, estaba limpiándome el zapato mientras renegaba cuando se me acercó una mulata tocada con turbante.” No maldigas, niña, pisar mierda trae buena suerte”. ¿Suerte? – grité- me van a echar de la pensión, no encuentro trabajo, estoy sola- y me eché a llorar.
Esa tarde mientras bebíamos chocolate con su gato pardo sobre mis piernas, me contó que se ganaba la vida como pitonisa, que le hacía falta una ayudante y que tenía una habitación libre.
–¿Me propones todo eso para que crea en tus presagios?
Casandra con su risa ahuyentó mis malos espíritus.
Los ángeles salvadores existen y hacen bueno aquel refrán de «Dios aprieta, pero no ahoga». Pueden adoptar diferentes formas, algunas veces, como es el caso, éxoticas. No solo rescatan de un destino oscuro, sino que a la vez ofrecen posibilidades, una ventana abierta, un porvenir, tal vez prometedor, donde ya no había nada. Tu protagonista, de tener un futuro negro, asociado a la caída desde una azotea o un puente, pasa a tener un presente dedicado a adivinar el futuro de otros, cuando el suyo, de repente y por fortuna, parece más claro.
Una historia sobre la esperanza, esa que no habría que perder nunca, partiendo de la idea de que cuando se está en lo más bajo ya solo se puede ir hacia arriba.
Un abrazo y suerte, Paloma
Un relato sobre los infinitos caminos que el destino nos propone. Tal vez no podamos predecirlo, pero sí luchar por el nuestro. Muy bueno, Paloma. Un abrazo y suerte.
Seguramente sí. Seguramente lo hizo en aras de su reputación de pitonisa, pero que bien le vino a Casandra el ego de la hechicera.
Muy original tu relato Paloma. He disfrutado con su lectura. Un abrazo y feliz tarde.
Me ha enganchado tu relato. Hasta he creído a Casandra. Aunque no sé si será de fiar… 😀
Gran relato de esperanza final, cuando todo estaba negro. Dan ganas de saber como sigue con esa Casandra la historia. Felicidades Paloma, es un buen texto. Saludos
He creado en mi cabeza cada una de las imágenes que has descrito con tu relato. Me ha gustado mucho esa manera de describir la soledad y cómo de la forma en la que menos te lo esperas, encuentras una compañera de viaje. Seguramente no son las más afortunadas del mundo, pero se necesitan la una a la otra. Mucha suerte y un abrazo enorme. Bea.