Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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26. Coincidencias

—Demasiado caro para derrocharlo —decía siempre.

A mí me daba igual, en cuanto él y mi madre se iban a trabajar, lo cogía y me rociaba desde el cabello hasta los pies. Me pulverizaba todo lo que el olfato me permitía, tanta cantidad que a veces me provocaba dolor de cabeza. Pero no me importaba. Al llegar a clase, me ponía la bata moviendo los brazos y los hombros con exageración para dispersar bien la fragancia. Ahora que lo pienso, era como un ritual primitivo, un cortejo propio de ciertas especies de animales, tal y como nos explicaban en clase de ciencias.

Entonces Laura se giraba.

─¡Me encanta! ─exclamaba.

Era obvio que se refería a mí, ¿a quién si no?

Me sentía afortunado. Hasta que sucedió lo inevitable. Se acabó el perfume. Y el ritual de la bata. Y Laura.

Mi madre no me creyó cuando aseguré que yo lo había terminado.

—No lo defiendas —me reprendió—. Hace tiempo que me engaña —añadió apenada mientras los dos mirábamos por la ventana.

Permanecimos allí quietos, en silencio, observando como mi padre y su maleta iban menguando.

14 Responses

  1. Raúl Aragoneses

    Aurora: Me gusta esa duda que fluye en el aire de tu microrrelato (¿será o no será responsable de la ruptura este niño?) y ese sentimiento de culpa que lo invade a causa del final de sus padres. El poder de las creencias de la infancia frente a la realidad de los adultos, que no es otra que una mentira de pareja descubierta por la madre que, por desgracia para el niño y sin que le corresponda, pesará siempre sobre sus hombros hasta que crezca llegue el momento de saber la verdad. Bravo.

    1. Aurora

      Como bien dices una terrible coincidencia que pesa sobre el chaval. Al final, la mentira empequeñece a la persona…
      Mil gracias por comentar, Raúl.
      ¡Abrazo!

  2. Como una acción inocente puede traer trágicas consecuencias a terceras personas. Es la vida misma.
    Me gusta el giro y el cierre, con ese pobre hombre y su maleta menguando, rumbo a casa de sus ancianos padres, de otro amigo separado, o de un hostal de mala muerte.

    1. Aurora

      En principio, se va porque engañaba a la madre y ha sido una coincidencia de la que el chaval se atribuye la culpa… estos hijos…
      Muchas gracias, Víctor
      ¡Abrazo!

    1. Aurora

      Bueno ha sido una coincidencia, pero es cierto que la verdad del chaval se ha convertido en mentira para la madre…
      Muchas gracias, Edita.
      ¡Abrazo!

  3. Ángel Saiz Mora

    Quien esconde algo en el fondo de un armario parece objeto de sospecha, si además, lo que se oculta es un perfume capaz de encandilar, es comprensible que la desconfianza aumente, hasta incluso que termine con una maleta en la calle, si su mujer, aparte de conocerle bien, es de las que piensa que las coincidencias no existen.
    Un relato sobre efectos colaterales y mentiras, que pueden desmontarse de muchas maneras. La verdad suele saber abrirse paso.
    Un abrazo y suerte, Aurora

    1. Aurora

      Bien cierto, algo escondido en el fondo del armario, o es un regalo sorpresa o, sin duda, algo sospechoso… La verdad se ha abierto camino y el chaval, como en muchas ocasiones, ha salido tocado.
      Muchas gracias, Ángel.
      ¡Abrazo!

  4. Javier Arroyo Lopez

    Hola Aurora:
    Me da que Laura no se rferría al chaval cuando decía: ¿Me encanta!. también que ese padre efectivamente engañaba a su madre, ¿tal vez era él quien cortejaba a Laura?
    Siembras muchas dudas, todo está en el aire. Para mí, un micro muy bueno. Huele bien…
    ¡Muchas suerte y un abrazo!

    1. Aurora

      Dicen por ahí que después de la primera mentira, toda verdad se convierte en duda… Es complicado esto de las mentiras…
      Muchas gracias por tu comentario, espero leer pronto tu texto, Javier
      ¡Abrazo!

  5. Rosa Gómez Gómez

    La inocencia del niño frente a los enredos de los mayores. A medida que crecemos complicamos nuestras vidas.
    Un micro ejemplo e todo esto.

    1. Aurora

      Es verdad, Rosa, es importante proteger la inocencia de los peques pero, como bien apuntas, a medida que crecemos se nos complica todo.
      Mil gracias por comentar.
      ¡Abrazo!

  6. Rosalía Guerrero

    Pobre chaval, tener que cargar con la culpa de la separación de sus padres. Y que lástima que tuviera que acabar con su particular ritual de apareamiento… espero que en la edad adulta pueda permitirse un perfume caro.
    Un abrazo y suerte.

    1. Aurora

      Ay, Rosalía, me has hecho sonreír con tu comentario y eso me encanta, muchas gracias. Sí, esperemos que de mayor el chaval se pueda permitir un perfume caro jajaja (pero que no sea el mismo que le traerá mal recuerdo)

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