37. CON SU CAMISITA Y SU CANESÚ (Belén Sáenz)
—Policía. Abra, por favor. ¿Conocía la existencia de una mujer encerrada en el sótano de su domicilio?
—Tengo una muñeca…
—¿Ha sido usted quien le ha puesto esas ropas infantiles y la ha peinado con trenzas y lazos?
—Vestida de azul…
—El equipo de emergencias nos ha informado de que probablemente lleva años confinada en la misma cama. No sabe andar y apenas conoce las palabras papá y mamá.
—La saqué a paseo, se me constipó…
—Esto es muy grave, señora. Está desnutrida, la han alimentado únicamente a base de papillas. No se le ha desarrollado la dentadura y ha dejado de menstruar. Además, le han vendado los pechos para aplanárselos.
—La tengo en la cama con mucho dolor…
—Aparte de llagas en todo el cuerpo debido a la inmovilidad, tiene laceraciones alrededor de la boca causadas con un objeto punzante.
—Me dijo el doctor, que le dé jarabe con un tenedor…
—Usted denunció la desaparición de su bebé en 1976, pero la ha mantenido oculta todo este tiempo en condiciones de extrema crueldad. Vamos a proceder a su detención. ¿Entiende los cargos que se le imputan?
—Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis…
Muy agudo, muy bueno. He disfrutado, y lo más importante, se me ha dibujado una sonrisa
Muchas gracias por tu visita y me alegro de que te haya gustado, Cristina.
Muy bonito. Escribí hace mucho un relato sobre la misma temática.
Gracias por leer y dejar tu comentario, Sonia.
¿Cómo es posible que una canción infantil pueda añadir tanto dramatismo a un relato?… pues lo conseguiste, Belén… ya lo creo.Un abrazo
Hay en muchas nanas y cuentos elementos muy oscuros. Estoy pensando en el cuento de la Cerillera, por ejemplo, o Dumbo, etc. Mil gracias por tu comentario, Dominique y muchos besos.
Le has dado la vuelta a la canción infantil en la voz de esta madre terrible. Un relato muy logrado, Belén.
Felicidades y besos.
Muchas gracias por tu comentario, Carmen. La verdad es que esa parte de «le dé jarabe con un tenedor» siempre me inquietó. Besos para ti.
Una segunda lectura de la canción infantil reconvirtiendo su dulzura e inocencia en lo más abyecto imaginable. Enhorabuena, capitana, me ha gustado mucho.
Suerte y un beso.
Es un premio ya para mí que te haya gustado, Maestro Olivares. Gracias por venir a comentar y besos para ti también.
Las dos caras de la moneda. La cara y la cruz bien definidas. Y la locura por medio. Me ha gustado.
Mucha suerte. Saludos.
Así es, Virtudes. La locura es un muro infranqueable que separa esos dos mundos. Gracias por tu comentario y un abrazo para ti.
Una madre cuya locura la hace vivir a destiempo,sin un mínimo espacio para afrontar la realidad e inmersa en una eterna canción infantil que, de pronto, me ha parecido una canción estremecedora (también por lo del tenedor). Estpendo relato, Belén.Mucha suerte y besos.
Qué alegría que te haya gustado, María José. Sí que es verdad que el elemento del tenedor es tan inverosímil que da que pensar. Besos y gracias por tu visita.
Casi se escucha la melodía de la canción en una escena cinematográfica de suspense…la lectura te crea una tremenda desazón. Me ha encantado.
Muchas gracias, Ana. No me alegro de haberte causado desazón, pero sí de que te haya gustado. Un beso.
Madre mía, Belén… ¡Qué vuelta le das a la canción! De cantinela infantil a letra terrible en su aplicación (qué dolor con la imagen del tenedor).
Consigues el efecto inquietante.
Un beso!
Una de las cosas más complicadas de un relato corto, para mí, es encontrar el ritmo que necesita la historia dentro de su limitación de espacio. En ese sentido, este relato es una obra maestra, por el ritmo perfectamente encajado en su desarrollo. Pero es que además, la historia es una gozada por cómo la cuentas. Me lo he pasado en grande leyéndola.
Felicidades por esta maravilla, Belén.
Un fuerte abrazo, capitana.