08. CUESTIÓN DE TIEMPO (Ángel Saiz Mora)
Camino con torpeza hasta el centro comercial. La prisión que hubo aquí y fue derribada continúa en mi interior, como lo sucedido hace tantos años. Bajo los cimientos permanece la misma tierra, indiferente a las andanzas de quienes sostiene.
Nos creíamos inmunes, revestidos del halo que otorgan las grandes convicciones.
Gritos de dolor atronaban aquellos pasillos sórdidos, hoy espacios donde reina una luz despreocupada y consumista.
Llegó mi turno. Descargas eléctricas, quemaduras, cortes, ahogamiento, rotura de huesos, amenazas contra mi familia. Fue un trabajo integral.
Tuve que asistir al simulacro de juicio de Andrés, Antonio, Fidel y tantos otros, como después a su fusilamiento. Ya casi en la salida me devolvieron mis escasas pertenencias, entre ellas un reloj roto, detenido a las cinco de la tarde, cuando fuimos apresados con violencia.
Soy parte de la historia, dicen, organizan homenajes en mi honor. Me consideran un héroe lleno de coraje, pero pocos saben, como yo, lo que supone vivir con miedo a lo inevitable.
Mi viejo corazón se detiene para siempre, incapaz de continuar. Sé que son las cinco.
Ya puedo sentirlos. Volvemos a encontrarnos. Mis compañeros, hermanos en la causa, aguardan ansiosos a su delator.
Durísimo relato el tuyo en esta ocasión, pero conviene no olvidar nunca que, tras la aparente tranquilidad, pueden agazaparse la barbarie y el dolor sin bordes. Un abrazo, amigo.
Tan bueno como crudo. Lo he leído dos veces. La tercera, ya no pude.
Cuando iba a trabajar al Gomez Ulla, pasaba todos los días al lado de la cárcel de Carabanchel. Siempre tenía un recuerdo de los que la sufrieron injustamente.
Un abrazo Ángel, suerte no te hace falta.
Guau!!! Me ha dado un vuelco el corazón con ese final que, de pronto, descoloca todo o, más bien, lo pone, por fin, en su sitio. Me ha encantado.
Todos cargamos con alguna cruz, algún pesar, o varios, con algo que debimos hacer de otro modo, o que cometimos el gran error de dejarlo pasar. El ser humano se acostumbra a todo, también a vivir con cargas. Sin embargo, las cosas, antes o después salen. Nada es gratis.
Gracias, Puri. Un abrazo
Ya sabes aquello de «el hombre es un lobo para el hombre». La crueldad puede llegar a límites insospechados, no hay más que poner las noticias. En situaciones extremas nadie sabe cómo reaccionaría. La realidad puede llegar a ser demasiado cruda. No nos gusta hablar de ello, o inventar historias que lo pongan de manifiesto, pero seguramente necesitamos algún aldabonazo para intentar, en la medida en la que podamos, que lo del hombre y el lobo no se cumpla.
Gracias, Edita. Un abrazo
Vivo cerca y también he pasado y paso por allí, cuando la cárcel aún estaba en ruinas, como también ahora, que es un solar, con el que quizá no saben muy bien qué hacer. Fue un lugar donde hubo incertidumbre e injusticia, como muy bien dices.
Gracias, Epi. Un abrazo
Si un relato no deja indiferente es que, al menos, tiene una posibilidad de llegar a ser aceptable. Me alegra que te haya gustado, María.
Muchas gracias y un abrazo
No podemos saber cuál de las víctimas de tu relato corrió peor suerte, si el delator o los que fueron fusilados por su testimonio. El sufrimiento de los segundos al menos fue más corto. Espero que ese ansia de venganza con la que esperan en el más allá tenga un lugar para la indulgencia. Gran relato, Ángel. Crudo y doloroso y con una invitación para la reflexión e incluso el contraste de pareceres. El análisis de la condición humana, tan presente en tus historias, da para mucho. Sorprendente final además. Mucha suerte con él y un fuerte abrazo.
Construir sobre los huesos de otros nunca termina bien; por más empeño que haya en tapar el pasado, el pasado siempre alcanza a quienes lo vivieron, máxime si se trata de alguien que, para salvarse, delató a sus propios compañeros, por eso se entiende lo que siente a las puertas de la muerte, porque el tiempo de disimular, traicionar y aparentar se le ha acabado… No me gustaría estar en sus zapatos…
Un relato tremendo, donde el tiempo lo es todo… salvando las diferencias, a mí me remite a los años setenta, a la terrible dictadura argentina…
Hoy leerte ha sido más crudo que otras veces, Ángel querido, pero siempre es y será un placer.
Cariños,
Mariángeles
Es muy bueno, Campeón!! Uno de aquellos relatos que cuenta, que dice, y es redondo!!
Enhorabuena!! 😉
Si amenazan a la familia, quién no hubiera actuado igual…Un relato con gran maestría, Ángel
Como bien apuntas en algún comentario anterior, Homo homini lupus, ojalá no fuese así.
Abrazos
Uf, Angel, qué mal cuerpo te deja la última frase. Todo se da la vuelta como un calcetín. Muy bueno
Pum! Me has dejado con la cabeza traspuesta, he perdido hasta la peluca 😊
Hay situaciones que se repiten. En mi país también hay un centro comercial que una vez fue prisión, de la que el nuevo edificio conserva varios elementos importantes, y también allí hubo gente detenida por su accionar basado en el “halo que otorgan sus grandes convicciones”. De allí escaparon más de cien de ellos en una fuga espectacular, pero antes de eso estuvo la tortura y las delaciones. Por eso a tu relato, tan crudo, lo siento cercano a pesar del tiempo y la distancia.
Enhorabuena y suerte, Ángel.
Cordiales saludos.
Excelente como siempre Àngel. Nos hac3s pensar y ese final me ha dejado KO. Cuando la impotencia nos destroza, la esperanza es que la justicia se haya en el más allá. Me ha gustado mucho.
^Por fin vuelvo por estas páginas. A veces es tiempo no da para mucho y eso me ha estado pasando. Muchas felicidades.
Besicos muchos.
Los delatados sufrieron, pero quizá ese calvario no sea nada comparado con el del delator, con esa conciencia remordida hasta su muerte y tal vez para toda la eternidad. También podría suceder que una vez en otra vida, junto a aquellos a quienes tanto teme, esas acciones queden perdonadas u olvidadas. Aún en ese caso todavía le quedaría lo más difícil: perdonarse a sí mismo.
Muchas gracias, Enrique.
Otro abrazo grande para ti
Como bien dices, no se puede construir nada con unos cimientos tan terribles, a costa de pisar a los demás. Las cosas, al final, terminan por salir, es «cuestión de tiempo». Por mucha frialdad y pragmatismo que se pueda tener, no es posible hacer algo así y quedar inmune r impune, como si nada. Tener a las espaldas tantas voces que se apagaron por su causa ha de ser una carga difícil de olvidar, máxime si, al final de la existencia que conocemos, esperan las víctimas para recordárselo.
Muchas gracias, Mariángeles.
Un abrazo
Si a un artista de la narración breve como tú le ha gustado, ya me doy por más que satisfecho.
Muchas gracias, Marca ¡campeón!
Un abrazo
Por mucha integridad o aguante del que queramos recubrirnos, todos tenemos un límite, un punto débil ineludible, una falla en la muralla por la que todo se desmorona. Por desgracia, parece que siempre hay seres capaces de buscar esa debilidad a sus semejantes.
Gracias por leer y comentar, Aurora.
Abrazos
Todas las acciones tienen una razón de ser y un sentido, nada sucede por casualidad. El fusilamiento de los compañeros y el remordimiento eterno son consecuencia de una traición.
Gracias, Lucas.
Un abrazo
No pierdas nunca ese pelo tuyo, que te añade personalidad, aunque estilo personal ya tienes tú de sobra con más pelo o con menos.
Gracias, Elena.
Un abrazo
Ahora lo llaman globalización, pero el ser humano siempre ha sido el mismo y ha hecho las mismas cosas en todas partes, cayendo también en iguales errores, e incurriendo en las peores y más semejantes salvajadas. El punto geográfico solo es una circunstancia. Bajo determinados estímulos la historia se repite.
Agradezco mucho tus palabras, Jorge
Mis saludos más cordiales también para ti
La justicia, la que imparten los hombres con juicios y togas, y la otra, la que termina por equilibrar la vida, a veces es más lenta de lo deseable, pero termina por surgir antes o después.
Me alegra tu vuelta a estas páginas, Nani.
Muchas gracias y un abrazo
¿Por qué huir de la dureza, de las verdades de la memoria, de las lecciones que no salen en los libros?
Un relato que te hace tambalear, pero que había que escribir… ¿Y quién mejor que tú, amigo Ángel?
Enhorabuena y suerte!!!
Un relato diferente y muy serio, pero en la vida tiene que caber todo porque gracias a esos momentos «serios» sabemos disfrutar de los buenos. La vida es la dualidad más compleja y no hay un día completo sin que ambas caras aparezcan.
Como siempre, Ángel, un relato muy bien tramado que nos hace situarnos en la escena y respirar ese ambiente, el reloj detenido también puede ser sinónimo de esperanza. Paremos hoy los relojes en ese justo instante en que una gran sonrisa ilumine nuestro horizonte.
Besos amigo.
Las letras, tú lo sabes bien, pueden servir para muchas cosas: para conmover, para hacer reír, pero también para tomar conciencia de las brutalidades que podemos llegar a cometer. Escribir sobre ello no es recrearse en lo peor de nosotros, sino más bien tratar de evitar que los horrores se repitan.
Muchas gracias, Salva
Un abrazo
Quisiéramos vivir en una plenitud permanente, en la ausencia de problemas, preocupaciones y angustias varias, pero no es posible. A veces las dificultades nos vienen impuestas desde fuera; otras, nos complicamos la vida nosotros mismos. El reloj detenido puede significar también que las consecuencias de lo que hemos hecho, por mucho que intentemos pausarlas, han de aparecer de alguna manera, ya sabes aquello de que se recoge lo que se siembra.
Muchas gracias por leer y comentar, Mercedes. Besos
Ángel, el mejor piropo que puedo decirte, quizás mi favorito, es que no te he visto venir. Te felicito! A lo Nadal, venías amagando todo el rato con un revés cruzado y me has lanzado una derecha profunda y paralela que me ha derrotado.
Qué difícl es no descubrir tus intenciones en un texto, Don Ángel. Y muy bien sazonado de palabras que crujen como los huesos en esos interrogatorios.
¡Bravo!
¡Abrazo y mucha suerte!
Muy buen relato Ángel. Las ruinas del pasado, aunque se vistan con otro traje, siguen debajo los mismos cimientos.
Un abrazo
Si un relato no deja indiferente puede pensarse que tiene alguna utilidad. Si además sorprende, se añade un pequeño extra. No puedo saber la suerte que correrá esta pequeña historia, pero tu lectura y tus palabras me han animado a pensar que tal vez ha merecido la pena escribirla.
Muchas gracias y un abrazo, Domingo
Lo hecho, hecho está, y lo pasado, pasado. Estas frases categóricas no pueden negarse, porque la vida siempre sigue para el que aún permanece en ella, pero también es cierto que las heridas sin cerrar y, sobre todo, los remordimientos, duelen y repercuten en presente y futuro.
Muchas gracias, Blanca.
Un abrazo
Hola, tocayo.
La calidad de tus relatos es incuestionable, pero en mi humilde opinión en éste te has superado. El giro final, en la última frase del relato, termina de rematarlo.
Seguramente es «cuestión de tiempo» (en concreto al final de esta convocatoria) que tengas la oportunidad de figurar en el Olimpo de los entecianos. Yo apuesto por ello.
Un cálido y amistoso saludo.
Ya sabes que en ENTC hay calidad sobrada, sin ir más lejos, tú eres un claro ejemplo de ello, por lo que la «competencia» siempre es enorme. A todos nos agrada tener algún reconocimiento, pero por encima de todo, buscamos disfrutar con lo que hacemos, si puede ser, que nos lean y, si es posible, que guste un poco. Si a ti te ha gustado esta pequeña historia ya me doy por satisfecho. Quedo a la espera de la tuya, que no me pienso perder.
Mil gracias y un abrazo grande, tocayo
Después de todo lo dicho en los comentarios anteriores, únicamente me queda añadir que eres un gran maestro del microrrelato y que, como Hitchcock, empleas la técnica del despiste (Macguffin), para desviar la atención del lector y sorprenderle con un final rotundo y certero.
Me descubro una vez más, Ángel.
Un saludo.
Qué va, María Jesús, un eterno aprendiz, de ahí no salgo. Ya me gustaría llegar siquiera a unas migajas de esa maestría, pero agradezco mucho tus palabras.
Muchas gracias y un abrazo
Estremecedor y magistral relato, Ángel. Aunque desaparezcan o cambien los escenarios de la barbarie, es de justicia mantener el recuerdo de las víctimas. Mucha suerte y un abrazo.
El pasado forma parte de nuestro presente, no se puede entender lo que somos si desconocemos lo que hemos sido y de dónde venimos. Nunca debemos olvidar que formamos parte de una especie capaz de infringir muerte y destrucción sin pestañear a los propios semejantes. Tal vez el recuerdo de pasados atroces ayudaría a no repetirlos.
Gracias por leer y comentar, Francisco Javier
Un abrazo
Tremendo relato, Ángel, felicitarte por ello. Ese final me ha fascinado. Enhorabuena.
Me alegra que te haya gustado, Francisco Javier.
Muchas gracias y un abrazo
Una joya Ángel, enhorabuena. Muy bien narrado y con esa estocada final que derrumba. Es un relato que se queda por dentro, haciéndote preguntas incómodas y cuestionándote las reglas reglas del juego. ¿Qué habrías hecho tú? ¿Qué harán ellos? ¿Quién puede juzgar al que carga con esa cruz de por vida? Profundo y contundente. Aplausos Ángel.
Lo importante de cualquier historia, más aún si es breve, como en general de cualquier ámbito de la vida, es que no deje indiferente. Si me he acercado un poco a ese objetivo ya es una satisfacción más que suficiente para mí.
Muchas gracias por leer y comentar.
Saludos, Elena
Es maravilloso, Ángel. Me ha encantado el ritmo, el ir y venir, los cambios, las referencias, la historia, el giro. Todo. Sublime. El tiempo se ha detenido un instante cuando he terminado de leer este relato. Aplausos, abrazos y suerte.
Me alegra mucho que te haya gustado, Rafael, porque tú de esto entiendes mucho.
Muchas gracias y un abrazo
Un relato magistral de unos hechos crueles y dolorosos y un final sorprendente, duro como un puñetazo en el estómago.
Nada queda en el olvido.
Mucha suerte con él, Ángel, y un abrazo.
Dicen que el tiempo es el olvido, pero de todo queda alguna huella, a veces, bien profunda.
Muchas gracias, Carmen
Un abrazo
Mi enhorabuena Ángel, era solo «cuestión de tiempo» que este relato tuyo fuera seleccionado entre tantos buenos micros.