Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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07. VÍCTOR Y HUGO

Se refugió de la tormenta bajo el porche acristalado de la vieja torre del reloj, tras una agónica carrera en busca de su hermano.

Hugo “El loco”. Así le llamaba todo el pueblo, por su vida solitaria y por hacer trabajos esporádicos para la acaudalada vieja del caserón, tan rara como él.

Víctor había decidido ir esa noche a robarle a la anciana algunos candelabros y otros objetos de plata, con los que sacaría un buen dinero para ir tirando una larga temporada.

Pero ella lo sorprendió cargando el saco del botín y tuvo que matarla sin remedio.

Hugo también lo vio, escondido tras un ventanal de la fachada, pero huyó desapareciendo bajo la lluvia.

Mientras lo perseguía, Víctor fue trazando un plan: Su hermano sería el perfecto culpable del asesinato a ojos de todo el pueblo, así que solo tenía que “silenciarlo”, ponerle un candelabro en la mano y avisar a las autoridades. Los perros no tardarían en encontrarlo y…Caso cerrado.

Recuperado el aliento, iba a reanudar la persecución cuando, de pronto, algo punzante y pesado atravesó su cuerpo de la cabeza a los pies.

La saeta larga del reloj había decidido desprenderse y zanjar allí mismo la cuestión.

5 Responses

  1. Puri Rodríguez

    Graaaacias, Edita. El odio al diferente, la ambición sin escrúpulos y la maldad, acechan silenciosamente. Estemos siempre atentos. Un besazo.

  2. Puri Rodríguez

    Ah, y es bien cierto lo que me comentas. Caín y Abel han sido tristemente superados. Y lo de Víctor y Hugo fue un guiño a un grande de la literatura.

  3. Ángel Saiz Mora

    Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio. En este caso, el sentido de ese dicho no puede ser más literal, pues ha sido la aguja de un reloj, medidor de horas y tiempos, quien ha terminado con un ser dañino, antes de que cometiese más desmanes.
    Un relato con buen ritmo, conflicto y tensión, que desemboca en una justicia poética que de alguna forma alivia. La violencia nunca suele ser solución, pero en este caso más bien fue el destino, una providencia la que auxilió al hermano apropiado en detrimento del nocivo.
    Un abrazo y suerte, Puri

  4. Puri Rodríguez

    Una vez más, Ángel, muchas gracias por tu cariñoso comentario y tus reflexiones, tan certeras y precisas como siempre. Un abrazo enorme, querido amigo.

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