Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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46. Daltonismo

Existe una isla en el Pacífico donde, cada atardecer, el sol derrite su esfera dorada al sumergirse en el mar azul, y en la mezcla de sus fluidos se abre un prado de hierba fresca que llega hasta la orilla. Cuentan que la tripulación de las naves que fondean en sus aguas camina como hechizada sobre esta alfombra y se adentra en el interior de una selva aún más verde y blanda a las pisadas. En el sendero, los helechos se enredan en sus piernas y los hacen avanzar hacia el mismo corazón de la ínsula. Allí les aguardan hermosas criaturas con cuerpo de mujer y húmeda piel de musgo, y el deseo de oro muere para despertar una sed primitiva y carnal. 

Ningún hombre regresó del embrujo esmeralda de sus miradas, salvo el náufrago que hallaron a la deriva y que relató esta historia. El castigo de sus ojos para distinguir los colores no le permitió contemplar la intensidad de aquel tornasol, y la vegetación lo devolvió, incólume, a la playa. Anhelando sentir el éxtasis que otros probaron, recorre desde entonces sin fortuna los puertos en busca de una embarcación que lo lleve allí de nuevo.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Dicen que no hay mal que por bien no venga. Este náufrago superviviente logró contarlo, pero su fin ha sido peor que el de sus compañeros, pues sabe lo que se ha perdido. Ellos no regresaron, es cierto, pero porque no quisieron, ¿dónde se puede estar mejor que en el paraíso? Es lógico que tu protagonista sueñe con volver, pero antes debería someterse a algún tratamiento que sanase sus carencias visuales.
    Interesante y original relato, María
    Un abrazo

  2. Vaya, ya se puede comentar!! 🙂
    Un relato tremendamente original, al centrar su desgracia en el daltonismo. Muy, muy ocurrente, María.
    Me ha encantado la historia y cómo has tramado ese desenlace final.
    Mucha suerte y un abrazooo.

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