Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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66. EL BUEN HIJO

La displicente perplejidad de mi madre no ayudó. Se empeñaba en compararnos cuando éramos todo lo diferentes que pueden ser dos hermanos. Él acertaba casi siempre y yo erraba con facilidad.

—Cuando naciste, no rompías a llorar y casi me da un infarto —dijo un día mi madre—. Luego, me provocaste jaqueca con tanto lloriqueo.

Yo sentía hacia Jack un odio triste y culpable y añoraba una vida más fácil, en la que tuviéramos algún parecido. Mientras él estudiaba o trabajaba, yo vagueaba o trapicheaba. Mientras él cultivaba amistades y formaba una familia, yo me rodeaba de degenerados y mujeres sórdidas.

Una mañana de resaca, me despertó una llamada. Era mi madre.

—Tu hermano está malo —me dijo.

—¿Malo de qué? —pregunté. Y se echó a llorar.

Las crisis nerviosas de mi madre se agravaron y me vi obligado a pasar más tiempo en casa. Acompañaba a Jack a pruebas y revisiones. Comenzó a hacer tonterías porque el tumor afectaba al comportamiento y debía vigilarle. Durante un tiempo pareció un auténtico gilipollas y luego se deprimió. Me recordaba un poco a mí, con ese toque de lúgubre montaña rusa. Con esa forma tan nuestra de sentirnos muertos por dentro.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Ya se sabe que hay que tener cuidado con lo que se desea, no vaya a ser que se cumpla. Casualidad o no. La aspiración de que un hermano se pareciese al otro quedó sobradamente cumplida, pero en el peor de los sentidos, no hacia la excelencia, sino todo lo contrario. Tal vez, mirarse en ese espejo fraterno le sirvió de reflexión sobre su infértil conducta a quien tan torcido salió de fábrica. En todo caso, por una vez hizo lo que debía.
    Buen título, buen relato y, a la postre, «buen hijo».
    Un abrazo y suerte, Salva

  2. Querido amigo Ángel, es inevitable esperar, tras cada publicación, tu concienzuda y cetera disección. Esta vez no iba a ser una excepción y, como siempre, das en la tecla.
    Pinceladas que yo añado… El hijo malo es el narrador, lo cual nos ofrece su perspectiva, la de alguien diferente que nunca se sintió comprendido. Algunas madres, con su manía de comparar, a veces emvenenan relaciones que, ya de por sí, podrían ser dificiles.
    Mi hijo malo, que acaba, sin por supuesto desearlo, siendo el bueno, jamás quuso mal para su hermano. Simplemente, estuvo cuando se le necesitó. En fin, que el paria tweminó siendo el sostén de toda la familia.
    Eres grande! Gracias, Ángel!

  3. Sabía que este relato era tuyo en cuanto he llegado al final. Has cerrado en un círculo perfecto la historia, has desgranado sin casi darnos cuenta y con cierta poesía unas vidas condenadas al sufrimiento. Y has conseguido la unión de esos dos hermanos, a priori, tan diferentes. Enhorabuena y mucha suerte, amigo.

  4. Ayyy, creo que, como somos hermanitos gemelos, igual que si me pinchan la espalda, te duele a ti, o si te pisan un pie, me duele a mí, me conoces como si me hubieras parido… Y eso me encanta.
    Gracias x tu lectura ávida e inteligente, esa lectura buscadora que quería encontrarme.
    Gracias! Ahora solo quiero leerte. Muacks!!

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