65. El cartero (Rosy Val)
Siempre que pasa por su lado les habla. A los gemelos les recuerda que se porten bien. A él le pregunta si la sigue queriendo. Con ojos emocionados le cuenta que el otro continúa viniendo, que lo que quiere es separarles, pero que no piensa abrirle; jamás abandonará la casa.
Ya son las doce del mediodía. Y como un ritual los recoge de la mesilla y los coloca entre su pecho y el vestido de flores. Es su preferido, se lo regalo él. Observa la calle agazapada en la ventana y espera a que el timbre suene. Se sobresalta. Con un hilillo de voz le dice que se vaya.
Permanecerá escondida hasta que el ruido de la moto cese y cuando la luna se le eche encima le pedirá que busque a sus tres estrellas y que le devuelvan el alma. Se la robó un loco una tarde de verano que destruyó el pinar por el que paseaban ellos.
En cuanto deje el retrato en la mesilla les implorará que no tarden en llevársela con ellos, que no aguanta tanta insania en su cabeza.
Cuánto dolor produce la ausencia, la pérdida.Tanto como para enloquecer. Aún se escucha en el relato el crepitar la leña del pinar, el lugar donde la protagonista perdió a su familia. Muy bello, Rosy.
Un beso.
Gracias María…
Un beso enorme.
Las fotografías de sus seres más queridos son instantes que quedaron congelados un día; seguramente sonríen, aún parecen vivos, como para ella en su memoria, aunque demasiado bien sabe que un incendio provocado se los arebató. Además de quedarse sola, piensa que quieren dejarle sin su casa, sin su último vínculo. No quiere saber nada, ella ya no desea pertenecer a ese mundo. Solo piensa en unirse a ellos, allá donde se encuentren.
Tristeza, impotencia, desdicha y dolor, pero también belleza.
Un abrazo y suerte, Rosy
No faltas, no, 😉 muchas gracias, Ángel.
Un beso enorme.
Duro relato com la nostalgia y el amor a flor de piel. Muy bien hilado.
Suerte!