10. El espejo azul
«¡Te voy a rajar!», le dijo al espejo barroco que tenía frente a sí con cara de ira y sudando por momentos. El espejo mostraba una imagen que no deseaba ver, aquel reflejo del paso de los años había calcado a la perfección y que ella detestaba tanto porque vivía por y para la imagen. Su sangre azul ya no le servía de nada porque lo había perdido todo en la crisis y sin dinero, ni amigos ni amor…ni liftings.
Clavó la punza en el cristal. «¡Muerte!», gritó acto seguido y a continuación, apretando la mandíbula con rabiosa impotencia, se lo hundió en el pecho de oro.
La deseperanza de ver cómo se esfuma la vida, y la fortuna.
Duro, y tristemente real.
Suerte Iñaki!
El espejo siempre devuelve nuestra imagen. A veces no nos reconocemos porque vivimos en una ilusoria mentira. Es lo que le ha pasado a tu «prota».
Buena imagen de la imagen, la que hoy nos presentas, Iñaki.
Toda la suerte con el relato.
Un duelo teñido de azul en el que el reflejado (y no el reflejo, como puede llegar a parecer) es el que termina perdiendo… Da pena el sufrimiento del personaje en toda su superficualidad (que no chatura) y en su no aceptación del paso del tiempo porque vive de la apariencia, de ahí su frustración.
Buen micro, IÑAKI, te felicito.
Un beso,
Mariángeles