63. El influjo de la Luna
Desde que los niños cambiaron los circos por los videojuegos, el alcalde ordenó desmantelarlos. Muchos trabajadores se marcharon y consiguieron reciclarse en la construcción o en la hostelería —véase el caso de acróbatas y malabaristas—. Pero la Sansona, abandonada por el Forzudo y sin empleo, decidió dar a luz en el pueblo al hijo que esperaban. Ella murió en el parto, y el niño creció salvaje y bravucón. Una noche, agitado por la Luna Llena, la rompió de una pedrada.
Ahora, solo existen dos trozos en el cielo: el cuarto creciente y el menguante. Los que habitan bajo el cuarto creciente son los afortunados. Abunda la armonía conyugal y los negocios prósperos. Sin embargo, a los que nos tocó la parte decreciente, vivimos en penuria y con parejas inestables. A pesar de todo, no debemos quejarnos. Peor suerte que la nuestra corrió el hombre lobo: su especie se ha extinguido.
Me encanta el relato, María, tan original y derrochando imaginación por todas sus letras. Lo de la luna rota me ha parecido una idea genial, y has conseguido incluso que empatice con el pobre hombre lobo.
Un abrazo y suerte.
Ana María, muchas gracias por tu comentario. A mi me pasa igual con el hombre lobo: he sentido mucho su extinción.
Un abrazo. Y suerte también con tu relato (Por cierto, muy muy bueno ese Punto final)
Gracias mil 😊
Está claro que todo tiene consecuencias, hasta una pedrada, incluso aunque no sea del todo efectiva, pero la violencia nunca trae nada bueno.
Qué tendrá la Luna, que tanto nos atrae, bajo cuyo influjo has creado un relato lleno de magia y mensajes.
Un abraxo y suerte, María
Es cierto, ¿qué tendrá la Luna que tanto nos embelesa?. Yo creo en su influjo.
Muchas gracias por comentar, Ángel. Siempre lo espero.
Un abrazo (por cierto, deseando tener unos días de relax para meterme a fondo con tu libro. Qué ganas)
María, ¡qué maravilla! Desde esa comparación entre acróbatas y malabaristas con trabajadores de la construcción y de la hostelería, hasta la extinción del pobre hombre lobo, pasando por esa luna partida en dos con sus inevitables consecuencias.
Me ha encantado.
Un abrazo y suerte.
Me alegro de que te haya gustado, Rosalía. Y gracias por comentarlo.
Un abrazo
Un relato que demuestra una imaginación desbordante desde su comienzo para llegar a un final inesperado. Admiraremos la luna llena recordándolo de vez en cuando.
Nos leemos
Jajaja. Sí, vamos a admirarla antes de que se parta en dos.
Gracias por comentar, Isabel Cristina.
Un abrazo.