16 El joven que gritaba a sus testículos (Antonio Bolant)
«…de modo que ya lo sabéis. No pienso volver a quedar como un salido por vuestra culpa, ¡par de tarugos!
Sólo os importa el deseo. Me he pasado toda la adolescencia en volandas sobre vuestros chutes de hormonas, con dosis extra si se acercaba una falda o me sonreían unos ojos bonitos. Me habéis dopado el corazón y alienado el cerebro, secuestrándome el criterio entre entrepiernas repletas de relaciones vacías. No tenéis ni pajolera idea de amor, sólo conocéis la pasión en unidosis, ¡putos camellos!
Os lo repetiré por última vez; esta noche he quedado con una chica muy especial, no he sentido nada igual por nadie, nunca. Creo que tengo posibilidades y sé que a ella le gusta ir despacio, así que procurad no espantármela o ateneros a las consecuencias. ¡Estáis avisados!»
— ¡Puff! ¡Menudo cabreo se ha pillado! Sinceramente, derecho, la amenaza de hacerse eunuco ha logrado acojonarme. Deberíamos abortar la distribución de testosterona.
— Ni de coña, pequeño; va de farol, seguro.
Original:
Al plantear esta discusión airada entre el dueño de unos testículos y los susodichos que, es cierto, a menudo parecen albergar vida propia. Incluso algunos individuos parecen tener ahí el cerebro y no en la testa.
Divertido:
La situación no lo puede ser más, aunque también tiene su parte dramática El hombre sabe que, en buena parte, está a merced de esas glándulas, a quienes teme, pues sabe que actúan con independencia, ajenas a su voluntad, y no quiere que esta vez le estropeen los planes.
Lenguaje llano:
Sin caer en lo chabacano, que hubiera sido muy fácil.
Un registro diferente:
Que se lee entre la sonrisa y la carcajada, y demuestra que, como los buenos actores, puedes reinventarte en cualquier papel o circunstancia con igual lucimiento siempre que lo exija el guion.
Un abrazo y suerte, Antonio
¡Qué maravilla leer tus comentarios, Ángel!
Lees los relatos con la mirada abierta y expones tus impresiones con una generosidad muy poco común. Como en este caso.
Un gran abrazo, amigo mío.
Ja, ja, ja, genial. Una personificación con tintes kafkianos. Un triángulo de amistad que perdurará hasta que el tiempo dicte sentencia. Un abrazo y suerte, Antonio.✍
Ciertamente, Salvador, la amistad que mencionas va para largo, aunque, afortunadamente, la fábrica de hormonas va bajando la producción con la edad y se llega a un equilibrio.
Muchas gracias por comentar.
un abrazo.
Bravo, Antonio. Original, divertido y bien contado. Excelente.
Suerte y abrazo.
Gracias, maestro Olivares. Me alegra que te haya gustado, tú que eres un artista del relato cómico y socarrón, y un referente imprescindible en estos registros.
Ah!, y un gran fotógrafo de amaneceres. 👌
Gracias, Rafa, por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Ay, qué original. Qué personajes y qué cabroncetes estropeando todo. Mucha suerte.
Un poco cabroncetes sí son, sí. 😂
A veces, esos gemelos del sur parecen tener vida propia. Menos mal que la edad los va poniendo en su sitio.
Gracias por comentar, Elena.
Un saludo
Hola, Antonio. No se me ocurre añadir nada nuevo a lo que ya te han dicho los compañeros, pero me ha parecido tan diferente, creativo y divertido que tengo que decírtelo yo también. Suerte con ese «par de tarugos». Un abrazo.
Pues te lo agradezco mucho, Juana
Un abrazo
Si las dos «bolainas» no se ponen de acuerdo entre sí (que abortemos la distribución de testosterona, que ni de coña porque va de farol) me imagino que al muchacho no le va a ir muy bien con esa chica tan especial…¡Pobre, es obvio que no es él quien lleva la voz cantante en el asunto!
Me has hecho reír mucho, Antonio, con este enfoque tan jocoso, distinto y decididamente hormonal sobre esta propuesta enteciana sobre la pasión y el deseo…
No me queda más que felicitarte.
Besos desde la Patagonia Argentina,
Mariángeles
Sí, yo también pienso que la cita no va a salir como quería, pero las hormonas son así. Alguien dijo que somos sus esclavos y, a juzgar por la de veces que actuaríamos de otra forma si pensáramos antes las cosas, creo que somos más humanos hormonados que racionales.
Gracias por comentar, Mariángeles.
Un beso transoceánico.
Qué bien has sabido mantener a raya a estos pícaros gemelos, jajjja. Bravo, Antonio, es genial. Un saludo y mucha suerte.
Muchas gracias, Belén. Me alegra que te haya divertido.
Un abrazo.
Esas indomables criaturas…
Muy original y divertido. Mucha suerte
Cierto. Sólo el tiempo es capaz de domarlas.
Gracias por comentar, Javier.
Un saludo
jajajajajajajajaj Qué bueno!
No tenía ni idea de qué iba la cosa hasta el final. Genial.
Mucha suerte.
Pues qué bien que te haya sorprendido.
Gracias, Nuria
Hola Antonio. Qué bueno. Me has hecho imaginar a esos dos mirando hacia arriba mientras el propietario les hablaba. Muy buena narración y buen cierre del relato. Por cierto, me ha encantando que un cojón se acojone. Suerte y abrazos.