60. El paraguas vengador (Rosy Val)
Lleva toda la mañana triste y al ir a colgarse el bolso se le ha escapado un gemido de dolor. Se ha ido a trabajar sin mí y me ha cambiado por otro, claro, después de lo de ayer yo también ando algo resentido. Al menos hoy no tendrá que ocultar su cara, sus lágrimas se confundirán con la lluvia.
Anochece y el otro deambula nervioso por la casa. Las baldosas del pasillo tiemblan. Su reloj tirita ante un acoso constante. Cuando por fin aparece la increpa fuera de sí. Ella recula asustada y acorralada de espaldas a la puerta trata de defenderse: que no ha sido culpa suya que salió más tarde del trabajo y perdió el autobús. Entonces me saca del paragüero y me levanta en alto…
Cómo me gustaría llevar un arma secreta dentro de mí, como la del protagonista con traje y bombín —el de aquella serie de los años sesenta—, y acertarle de lleno en el corazón.
Pero esto no es una película.
Ayer me rompió dos varillas. Hoy sé que me dejará inútil, para siempre.
Un paraguas solo debería tener la función para la que fue concebido: esquivar chaparrones y hacer la vida un poco más llevadera cuando vienen mal dadas. Sin embargo, el de tu relato es utilizado como arma de tortura y castigo hacia una mujer inocente por parte de un indeseable.
Un relato de denuncia de una realidad contra la que hay que luchar educando, concienciando y castigando si llega el caso, bajo el punto de vista de un objeto cotidiano, mal utilizado a su pesar.
Un abrazo y suerte, Rosy
«Educando, concienciando y castigando», palabras clave para que el maltrato pare, cese, de una vez por todas.
Muchísimas gracias Ángel.
Un abrazo grande.
Hola, Rosy, me ha sorprendido muy gratamente tu micro. Me parece muy original e imaginativa la narración en primera persona mediante el paraguas, lo que no resta un ápice de dramatismo a la situación de maltrato en la que vive inmersa esa mujer. Una más. Esperemos que además de utilizar el paraguas en su defensa, se decida a denunciar y pedir ayuda antes de que sea tarde. El objetivo era plasmar la angustia y el miedo; a mi juicio lo has logrado con creces eligiendo el tema de la violencia de género, que sigue estando por desgracia de rabiosa actualidad. Enhorabuena. Un beso y suerte.
Hola, Juana María, un placer que me dediques tu tiempo y palabras tan halagadoras. ¡Bienvenido ese chute de energía!
¡GRACIAS!
Un abrazo grande.