62. El Patzuk’an
Cuentan que el Patzuk’an tiene un cuerpo delgado y escurridizo, cubierto de plumas húmedas que brillan como escamas, y que su cuello se quiebra en ángulos imposibles mientras sus ojos parecen mirar en todas direcciones al mismo tiempo.
El Patzuk’an solo aparece en momentos de indecisión. Su presencia obliga a quien lo ve a enfrentar sus inseguridades más profundas, aunque él mismo no interviene en las decisiones. Dicen que revolotea cerca de parejas a punto de casarse y que algunos jueces sienten su presencia mientras redactan sentencias; que incluso se le apareció a algún suicida justo antes de lanzarse al vacío.
No hay quien afirme haber visto al Patzuk’an. Se rumorea que quienes lo han visto lo niegan, convencidos, por la certeza que el propio animal les infunde, de que no puede existir.
Algunos aseguran haber atisbado su imagen en un espejo. Y es que el Patzuk’an se asoma a ellos con frecuencia para convencerse de que no es solo una quimera nacida de la mente humana. Consume las horas incapaz de decidir a quién mostrarse. Sabe que no tiene poder alguno y se resigna a que su aparición se deba, al fin, al azar de la incertidumbre.
Qué interesante esta criatura tan escurridiza que podría ser fruto de la imaginación, o fornar parte de una realidad diferente, que a veces roza a los mortales en momentos concretos. Las dudas razonables deben ser tenidas en cuenta, por eso la.presencia de este animal, aunque un tanto perturbadora, es necesaria, como este original relato, Lluís.
Un abrazo y suerte.
Curioso animal/ser mitológico, ese patzuk’an, hasta en el nombre. Confieso que no lo visto, claro que todo podría ser pues: «No hay quien afirme haber visto al Patzuk’an. Se rumorea que quienes lo han visto lo niegan, convencidos, por la certeza que el propio animal les infunde, de que no puede existir.» Una forma muy ingeniosa de sustentar su existencia.
Me ha parecido muy imaginativo.
Un abrazo y suerte.