4. El socorrista
Apostaría cualquier cosa a que odiaba bajar a la playa. Juraría que deseaba introducirse en una caracola de esas que le gustaba recoger en la orilla, como un cangrejo ermitaño, para, cobijada en el caparazón laberíntico, desatar a solas su verdadero verano.
La observaba cada día esconderse bajo pareos y toallas, envidiando las piernas largas y morenas de sus amigas, sus vientres planos, el desparpajo alegre de sus cuerpos sin complejos. Casi podía escuchar su lucha interna, amarga, salada, entre lo superficial y lo profundo, entre razón y corazón, entre deseo y realidad. Palpaba su rabia, su vergüenza y su tristeza. Su fragilidad.
Presentía su necesidad de ser rescatada de la crueldad del mundo. Y de sí misma.
Pero, sobre todo, era incapaz de no admirar el halo luminoso que lucía tras la caricia de las olas, su voz clara, la serenidad de su mirada al impregnarse de mar, la delicadeza de sus dedos dibujando en la arena, el reflejo del sol en su pelo y aquel excitante aroma a isla salvaje e inexplorada.
Y, desde mi puesto privilegiado, me preguntaba por qué aquellos ojos tan bellos no eran capaces de encontrar en el espejo la hermosura que yo saboreaba.
Que la verdadera belleza está en el interior es algo más que una frase hecha, se trata de una sentencia llena de veracidad. Otra cosa es que, conducidos bajo la dictadura de lo inmediato, seducidos por el impacto de la primera impresión, cegados por lo que se presenta como evidente, no seamos capaces de ver más allá del envoltorio que a cada cual nos ha tocado en suerte.
Desde la atalaya que otorga el poder mirar con detenimiento, sin condicionantes, tu socorrista es un observador capaz de apreciar la belleza verdadera, la que traspasa lo efímero y profundiza en la esencia.
Esa joven diferente a sus amigas por su físico y espíritu, como también su admirador, son dos grandes personajes para una historia llena de encanto.
Un abrazo, Eva. Que tengas un año feliz. Suerte.
EdH2020
Gracias por regalarme este primer comentario como EdH2020. Es la frase hecha o la sentencia veraz y la realidad más absoluta. ¿Quién dice cómo debe ser lo bello? Un abrazo y mucha suerte a ti también.
Me cae bien tu socorrista, Eva, un tipo sensible capaz de descubrir el alma sensible de una bañista que se refugia en su toalla. En el interior de la belleza hay espacio para todos, claro que sí.
Un beso.
A mi me caes bien tú. Gracias guapísima por dentro y por fuera. Un beso.
Es difícil en una sociedad como la nuestra apreciar aquello que excede de los cánones. Para todo se nos impone un patrón, un prototipo. Es difícil revelarse a la tiranía de las pautas, es difícil encontrar la belleza más allá de las fronteras de lo impuesto. Tal vez tu socorrista, acostumbrado a observar desde su torre, sea capaz de transgredir los mandatos de la norma, de llegar más allá, de dejar de lado lo superficial y traspasar con su mirada la línea que nos marca el horizonte.
Enhorabuena Eva!!!
Un beso grande!!!
Los socorristas están para socorrer y las atalayas para observar. El tipo tenía todas las papeletas para ver más allá y actuar. Un beso grande lagarto.¡Y gracias por la visita!
Es seguro que tu protagonista acabará ganando en seguridad y en autoestima, pero es una pena que en esa etapa frágil de su vida se vea tan desigual frente a las otras. La frase hecha, la belleza interior, son solo una excusa para ponernos delante un espejo. ¿Cuántos de nosotros tenemos ojos de socorrista?
Felicidades, Eva, y mucha suerte.
Es difícil Anna luchar contra tantos ‘cánones’ arbitrarios, contra tantas etiquetas.Muy difícil. Gracias guapa. Un beso enorme.