18. ¡Elemental, querido Chopin! (Salvador Esteve)
El detective Hipólito Laguardia observaba el cuerpo sin vida de la directora del Conservatorio. Sentada en el sillón de su despacho, su cabeza, con los ojos sanguinolentos, pendía hacia atrás. La vieja profesora podía impulsar o truncar el acceso a la prestigiosa beca Juilliard School, ese podía ser el móvil.
Reunió a los alumnos en la sala de audiciones y les rogó que, uno tras otro, interpretaran la sonata nº. 2 para piano de Chopin. Escuchó la pieza embelesado, Hipólito tenía tres pasiones: su trabajo, los jovencitos de ojos claros y la música. Cuando terminaron, hizo llamar al penúltimo, un pelirrojo con cara de bonachón, y, tras mandar detenerle, se dispuso a exponer la evidencia de los hechos.
—La víctima fue estrangulada con una fuerza desmesurada. Todos los dedos están marcados excepto uno, el anular de la mano derecha. Quizá debido a una disfunción del nervio, o tal vez por una contractura, el motivo en sí es irrelevante. Los pianistas memorizan la partitura, cada dedo digitaliza una nota, pero cada tecla que pulsaba el dedo anular derecho del arrestado esgrimía, casi imperceptiblemente, menos intensidad de sonido. Esto extrapolado al cuello de la víctima nos indica que es la mano ejecutora.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
THE VELVET UNDERGROUND – Pale blue eyes
https://youtu.be/KisHhIRihMY
Sugerente banda sonora que acompaña a una de las pasiones del protagonista. Muchas gracias, Rafa. Un abrazo.
Maravilloso relato que fluye como una sonata. El pelirrojo, capaz de una fuerza desmesurada y de una sensibilidad notable, no consigue que su pulso de ejecutor oculte la pista.
Suerte y que pases un buen verano.
Bonito homenaje a Sir Arthur Conan doyle y su gran personaje Sherlock Holmes…
Muchas gracias, Jesús, por tu comentario. Un abrazo.
Las evidencias siempre están ahí, pues si algo conocemos tras tantas novelas y películas es que no existe el crimen perfecto. Otra cosa es saber dar con la tecla adecuada. Para eso hay que tener un cerebro brillante, predispuesto para ver donde otros no son capaces, incluso aquellos detalles que el propio asesino pasó por alto, que ni tan siquiera pensó que pudiera ser un punto débil en el que fundamentar toda una trama creíble y lógica en su contra.
La música, como otras artes, pueden extraer lo más sublime de una persona, pero también lo más perverso si se convierte en algo obsesivo, en una prioridad excluyente de otras consideraciones. En este caso, la concesión o no de una beca llega a ser una cuestión de vida o muerte.
Un relato de literatura negra con música clásica de alto nivel como fondo.
Un abrazo y suerte, Salvador
Ángel, como siempre, tu disección no desafina en absoluto. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Me encantó el Detective Hipólito Laguardia, con toda su agudeza de observación y su sensibilidad musical… un digno sucesor de Sherlock Holmes, si no es el mismísimo Sherlock traspuesto a este tiempo enteciano dd teoría y solfeo… Debo decir que me encantó, SALVADOR.
Un beso grande,
Mariángeles
Con lo que me gusta a mi la novela policiaca. Has dado en el blanco.
Muy bien ejecutado el micro y muy bien ejecutada la sinfonía, con un final brillante. Pobre pelirrojo, qué frustración debió sentir después de tanta preparación. Si es que las personas extremadamente perfeccionistas tienen un peligro que acaba volviéndose contra ellos.
Un relato muy original Salvador. Enhorabuena y un gran abrazo.
Yo también soy un enamorado del relato y la novela negra, por lo que de vez en cuando intento adentrarme en el género. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo, Mercedes.
Buen ojo y buen oído la este detective que desgrana su deducción final de una forma tan limpia y sorprendente, tal como su creador hace con el relato en su conjunto.
La lógica matemática y la música están íntimamente ligadas, por eso me parece una gran idea aunar ésta con reminiscencias a la lógica casi sinfónica del inmenso Sherlock.
Enhorabuena, Salvador.
Un abrazo.
Se requiere pericia y destreza en varios oficios, como el del protagonista, para resolver un crimen. Has mezclado en este texto la pasión por la música y las más bajas pasiones que puedan mover a cometer un delito.
Buen cóctel.
Un saludo, Salvador.
Mariángeles, Antonio, Juan, Manoli, Compañeros, perdonad el retraso en agradeceros vuestras motivadoras y cariñosas palabras. Un fuerte abrazo para todos.✍