Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENCUENTRO 241. CUARTA RONDA COPA ENTC

MANUEL MENÉNDEZ / ANTONIO ARAUJO

TRES APELLIDOS ENTECIANOS

Los participantes aquí señalados tendrán que publicar en el espacio reservado a los comentarios de esta entrada del blog, un relato INÉDITO de un máximo de 100 palabras antes de las 20 horas (hora local española) del VIERNES 27 de Septiembre cumpliendo la condición de utilizar las tres palabras que te proponemos y que coinciden con apellidos de nuestros concursantes en la Copa ENTC 2019. Las tres palabras que te proponemos solo pueden usarse en el genero y número que te proponemos y deberán aparecer del siguiente modo:

1 palabra en el título y 2 palabras en el texto del relato.

Las tres palabras que os corresponden son

RAMOS  / CASADO  / ARMAS

Una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

Tras la publicación de ambos publicaremos al final de esta misma entrada un enlace a un formulario para la Votación Popular (para participantes de la Copa o usuarios de esta web) que permanecerá abierto hasta el SÁBADO 28 de Septiembre a las 20 horas.

El resultado de este encuentro se hará público en una entrada general de la sección ENoTiCias

Podéis votar en este enlace.

12 Responses

  1. Antonio Diego Araújo Gutiérrez

    Ramos de amor y odio

    Se entretiene contemplando la colección de armas del expositor. Deja sobre el mostrador dos cajas de munición nueve milímetros. Observa al encargado buscar el cambio, la marca del anillo en el dedo anular de su mano izquierda. Quizá por eso piensa en Janice, la mujer con la que lleva casado diez días. Quizá por eso, camino del aparcamiento, decide girarse para subir por las escaleras mecánicas hacia la floristería. Segundos más tarde, escucha a su espalda un eco de disparos. Varios cuerpos se desploman, como capullos de sangre, junto a la salida de la que él se aleja.

  2. Manuel Menéndez Miranda

    Armas reales

    Adosinda tenía los cabellos de oro. Nos hubiéramos casado aquel Domingo de Ramos si una aceifa musulmana no me hubiera obligado a empuñar la espada, uniéndome a las huestes de mi señor. Cuando regresé, ahíto de sangre sarracena, ella había desaparecido. Enloquecí. Me convertí en el más terrible guerrero norteño, azote de los infieles que me la habían arrebatado. Mi fama trascendió y el rey quiso conocerme. Al llegar la comitiva, contemplé sorprendido las doradas melenas principescas, pero no comprendí que mi enemigo nunca vino del sur hasta distinguir la cabellera, tornada ahora en color ceniza, de la llorosa reina.

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