31. Enredada
Su abuela le contaba que cada mentira que dijera le costaría un enredo más en su rizosa melena y una verruga verde en su preciosa cara.
El cura que la confesó antes de hacer su Primera Comunión la miró muy serio con su cara cetrina; advirtiéndole que debía rezar un Avemaría y un Padrenuestro por cada mentira que contara a sus mayores.
La mañana de la celebración, su madre, harta de romper cepillos, peines y tenacillas, la mandó a la peluquería del barrio. El gorrito con lazos y flores aplastó la obra de arte de la aprendiz.
Siendo adolescente decidió raparse al uno. Iría de frente. Se comería el mundo.
A sus cuarenta y tantos coloca su peluca en el bastidor y deja caer lágrimas como para llenar media bañera. Una por cada verdad a medias que tendrá que seguir añadiendo a la lista. Al menos, hasta que su pequeña sea una adulta con algo más que caracolillos en su linda cabecita.
Contar cuentos de buenas noches, que nunca serán verdad, a un calco de ti misma tras una agotadora sesión de quimio es la segunda mentira más dura de digerir desde su malogrado matrimonio.
De pequeña contaba mentiras a los mayores, y de mayor, a su pequeña. Seguro que imaginación no le falta, como en sus cuentos, pura fantasía a la que agarrarse para escapar de la verdad de una realidad queno le ha traído nada bueno: un malogrado matrimonio y una dura enfermedad.
El relato desgarrador de un personaje con poca fortuna.
Un abrazo y suerte, Esperanza.
Y la única fortuna es la de sus cuentos que medio la salvan de esa mala pata entre comillas.
Gracias Ángel
Un abrazo.
El título resume, concentra el enredo de toda una vida llena de mentiras de distinta categoría y con un final duro que justifica las últimas.
A veces nos enredamos sin querer y otras no queda más remedio.
Gracias Edita
Vaya cambio de rumbo, Esperanza: de la historia simpática de una niña mentirosa a la que se le enreda el pelo con cada una de las mentiras, a un drama cotidiano, en el que no queda más remedio que mentir por necesidad.
Muy duro, como la vida misma.
Un abrazo y suerte.
Y es que la vida nos va enredando.
Gracias Rosalía
Un verdadero trauma con los enredos del pelo y de su vida. Bien ensamblada la trenza de una vida en pequeños capítulos con la mentira como protagonista.
A la pobre de mi prota le he dejado una buena cicatriz. A ver si en el próximo capítulo la libero y se le suaviza un poco la historia.
Gracias Rosa