Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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67. EPÍLOGO DE UN PRELUDIO EN BLANCO

Se durmió sin evitar que sus palabras nevaran sobre la última nota en blanco, que su voz escrita enmudeciera en el orfanato de una papelera. Como cada mañana, contempla con deseo reprimido la ventana de su vecino por la que su imaginación se cuela entre el vuelo de los visillos. Vestida de resignación, se dirige al trabajo mientras el verano palpita bajo su falda.

Desvelado por una nota sin escribir, sus párpados delatan otra noche en blanco. Como cada mañana, la brisa ondea el visillo de la ventana como suele hacer con la falda de su vecina; estimulante como un roce, intangible como el abrazo del aire. A duras penas consigue subirse la tirante cremallera de su pantalón mientras abre la puerta camino del metro.

Con celestina agudeza, en el abarrotado vagón que a diario los tres comparten, una solitaria mujer les observa de nuevo. Su propia experiencia le ha enseñado que un pasado en blanco puede malograr toda una vida, de modo que decide colar disimuladamente sendas notas de encuentro en sus portafolios. Cuando ambos bajan en la siguiente estación, la solitaria mujer asiente satisfecha de haber conseguido evitar, esta vez, el pesado epílogo de una historia sin comienzo.

1 Response

  1. Ángel Saiz Mora

    No hay nada que duela más que las palabras no dichas, el no haber intentado, por timidez, abrir una ventana, aun con el riesgo de que luego se cierre. Las páginas en blanco nunca llevan a ningún sitio, solo al vacío. Esa mujer entrada en años lo intuye y decide actuar. Nunca sabrán cuánto le deben. Merecería ser la madrina de sus futuros hijos.
    Una historia sobre la incomunicación, llena de mensajes vitales que no deberíamos olvidar, narrada con el estilo cuidado de quien sabe manejar el lenguaje a la perfección.
    Un abrazo grande, Antonio. Suerte