ÉRASE UNA VEZ…
“Érase una vez”….ha sido la frase con la que, desde tiempos inmemoriales, se iniciaban los cuentos. Cuando éramos niños, escucharla nos colocaba en una actitud de silencio y expectación como si fuese una llave mágica capaz de abrir nuestra imaginación a los acontecimientos que luego poblarían nuestros sueños.
Porque un buen inicio debe despertar en nosotros el deseo de continuar la lectura. Debe proponernos alguno de los imprescindibles interrogantes: ¿qué? ¿cómo? ¿a quién? ¿cuándo? que queremos conocer. La curiosidad mató al gato pero también nos hizo lectores.
Dicen que una primera frase es como una semilla. Minúscula y humilde contiene ya dentro de sí, lo que será el árbol futuro.
“Los peces y los árboles se parecen” de Bilbao-New York-Bilbao. (Kirmen Uribe)
“Llamadme Ismael” de Moby Dick (Herman Melville)
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos” de Historia de dos ciudades (Charles Dickens)
“El día en que lo iban a matar…” de Crónica de una muerte anunciada (García Márquez)
En esta acampada, os propongo reflexionar sobre el planteamiento de nuestros cuentos: si le dedicamos el esfuerzo que merece, si no siempre nos parece tan importante y también comentar esos inicios de obras conocidas o no, que nos dejaron su huella.
Entrada interesante.
Sí, la primera frase tiene ese poder en enganchar o de hacer que ya no sigamos leyendo, por eso es tan importante, es la promesa que hace el autor al lector y debe ser algo atrayente, intrigante…
Quisiera indicar que los títulos, que también tienen muchísima importancia, también necesitan de ese poder de seducción aunque en su caso, quizás el título no se entienda hasta el final del relato, quizás sean su clave (para poder entenderlo)etc. Sin embargo la primera frase debe ser totalmente nítida, nada de quedarse a medias tintas.
Yo intento esforzarme, tanto en el título como esa frase de inicio, aunque claro, no siempre se consigue el efecto imán hacia el lector.
En un micro, la primera frase tiene que situar al lector en la trama, no hay espacio para marearle. El título, teniendo en cuenta la limitación de palabras, debe informar de algún elemento (escena, un personaje u objeto que luego no aparece, la trama…), tiene un peso importantísimo. No es un adorno que se nos ocurre a última hora para presentar el relato, olvidaos de eso, de verdad. Por lo menos en un micro. El título forma parte (para mí, esto no es discutible) del relato y añade una información que luego nos ahorraremos porque no hay que desarrollarla, ya está ahí.
Los títulos son un un regalo, no los desaprovechéis.
Os pego mi «Érase» indignado.
Érase una vez un pirómano que incendió el banco que gestionaba, redujo a rescoldos los ahorros de miles de clientes y se refugió de la lluvia de cenizas en su castillo de fuegos artificiales. Y colorín colorado, diecinueve horas entre rejas después, este cuento se ha acabado. Qué corto, ¿verdad? Si quieren, les cuento el de un yerno que…
En algún lugar leí que Gabo, una vez terminada Cien años de soledad, retomó la primera página y le dedicó días y días hasta que la dio por buena y mandó la obra a publicar. No está mal recordar aquí su «Érase una vez…»:
«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo».
¡Toma ya! ¿Quién es capaz de abandonar la lectura después de leer esto?.
La verdad es que nunca me he planteado buscar una primera frase para un texto que sirva para lo que comentáis. Nunca le he dado más importancia que a las demás. Empiezo por donde creo que debo sin fijarme en nada más. A lo mejor tengo que empezar a planteármelo. Lo que sí trato de hacerlo es con los títulos.
En los micros intentamos aprovechar todas las palabras, Rafa. Salvo que lo hagamos con una frase de inicio propuesta, con estos formatos reducidos creo que la tendencia de todos es hacerlo aprovechando bien el espacio. Y eso incluye, aunque no seas consciente de ello, la primera frase y el título.