52. Esbozo de la locura (María José Escudero)
No sé si fue por aquella luz mediterránea o por el viento Mistral—hay quien le echa la culpa de todo al viento—, el caso es que mi hermano gemelo siempre fue un niño melancólico, insatisfecho, que estaba condenado a ser un adulto infeliz. Con los años, una cólera insana se apoderó de sus actos y le condujo, primero, a autolesionarse con frecuencia y, más tarde, a pegarse dos tiros en la soledad de su tambaleante habitación. Yo, a diferencia de él, nunca fui un artista, sólo un joven vagabundo y vividor acostumbrado a respirar en la sombra. Y cuando lo hallé moribundo sobre aquella cama sangrienta, un deseo de revancha se adueñó de mí.
En su mesa desordenada había muchos dibujos y pinceles a punto de caer al suelo. También había un retrato inacabado, un lienzo borroso y desconcertante que parecía desafiarme. Entonces, me decidí. Noté que había trabajado a un ritmo frenético, y lo calculé. Después adopté su rictus exaltado, manché mi camisa con los colores terrosos de su perturbación y rematé. Además, añadí algunas pinceladas vanguardistas a su obra, y lo vendí todo. Pero su imagen sigue anclada al caballete, vigilante… Por eso conservo la pistola.
Sobre el autor
Excelente texto, María José. El final es impecable. Muchas felicidades. Un abrazo agradecido.
María José, la nuerte del hermano le arregló la vida; esto es mas comun de lo que puede parecer; bien contado. Suerte y saludos
Muy bueno, María José. El artista que no es artista usurpando al otro, el cuerdo volviéndose loco, el vividor volviéndose sombrío, en definitiva: la vuelta de tuerca, la otra cara de la moneda presente en esa dualidad de sangre.
Me ha gustado mucho. Un saludo.
La historia es tremenda, Mª José, y la narración a la par: vibrante y ajustada al cuerpo del delito. Impactante.
Muy interesante el relato de este gemelo suplantador que hereda las obras del hermano suicida y también su locura y su pistola. Enhorabuena y mucha suerte María José.
Bsss!!!