02. ESTIRPE (Ángel Saiz Mora)
Alonso Burillo era el mejor cantero de la catedral. También destacaba por su considerable estatura. Tan hábil como despistado, una mañana puso sus pies en el vacío. Aseguraron los testigos que una fuerza invisible volvió a colocarle sobre el andamio. Convencido del milagro, el obispo encargó al maestro que esculpiese sus propios rasgos en el rostro de un santo mártir.
Rodrigo Burillo, descendiente del artesano, formó parte de los defensores de la ciudad durante un ataque. Había quedado solo frente al enemigo por descuido. La lluvia de flechas ni siquiera le rozó a pesar de su elevada talla. Fue interpretado como una señal desfavorable por los asaltantes, que emprendieron la retirada.
Fernando Burillo entró en la catedral ocho siglos más tarde, ensimismado con sus cálculos mentales. Bajo una escultura de facciones semejantes a las suyas se le ocurrió cierta combinación química, que terminaría por ser efectiva como tratamiento contra muchos tipos de cáncer.
Salió absorto con su metro noventa de altura, sin mirar la calzada. Solo pensaba en iniciar los ensayos clínicos. Una inexplicable avería detuvo a un camión a punto de arrollarle.
Nadie llegó a ver las plumas de unas alas que disipaba el viento, tampoco esta vez.
Muy bonito, Ángel. Ojalá tuviéramos todos un ángel de la guarda (o ángeles) como el de los Burillo. Un abrazo y suerte
Cuando las personas emprenden tareas nobles, es de justicia que por su vida pase un ángel, para que así toda la sociedad se pueda beneficiar de sus cualidades. Ojalá siempre fuera de esta manera, necesitamos muchos gigantes, también de corazón. Encantada de leer esta propuesta tan esperanzadora. Te deseo mucha suerte y te mando un gran abrazo.
Cómo desearíamos ver el milagro de encontrar cura para una enfermedad como el cáncer que produce tanto sufrimiento. Un angelote entrañable para una historia preciosa.
Mucha suerte, Ángel y un abrazo enorme.
Todo el mundo merecería un espíritu protector, en especial, aquellos que más aportan a la sociedad, como es el caso de los Burillo a través de los siglos.
Muchas gracias, Isabel.
Otro abrazo para ti
De acuerdo contigo en todo. Si alguien merece un ángel son los individuos nobles y generosos, para diluir los infortunios que puedan sobrevenirles antes de tiempo. Estamos necesitados de personas así, desde luego.
Encantado estoy yo por tu lectura y tus palabras.
Muchas gracias, María José
Un abrazo
Sabemos que somos efímeros. Nuestro organismo, antes o después, dejará de funcionar. Quizá no se trata tanto de vivir para siempre, como de disfrutar de una existencia suficiente, plena y provechosa, sin la espada de Damocles de una amenaza imprevisible que causa, como bien dices, tanto sufrimiento. Quienes luchan para que ello suceda deberían estar libres de todo mal, para centrarse en esa noble tarea.
Muchas gracias, Almudena.
Un abrazo
¡Qué bueno, Ángel! Los relatos de círculos dentro de círculos que acaban a su vez cerrando una circunferencia que lo encierra todo, eventos, personajes y sucesos, son una de mis debilidades. Y el pequeño guiño al buril. Y el fogonazo de Fernando cuando pasa por allí ocho siglos después, la ocurrencia, el momento feliz… ¿Nunca habéis pensado qué sucede a nuestro alrededor cuando se nos ocurre una idea? ¿Es solo nuestra? ¿No habrá alguien o algo susurrando en nuestro oído? Una confidencia: yo pienso que sí 😉
Muy interesante tu relato, Ángel, y muy trabajado para ese bonito final tan bien encajado.
Mucha suerte y abrazo fuerte.
La inspiración, en cualquiera de sus formas, es un momento mágico, o eso es lo que nos parece, cuando quizá sea la consecuencia lógica de una serie de circunstancias que se nos escapan. Al final todo está relacionado y lo que sucede ocurre por algún motivo.
Has planteado muy bien un tema interesante, el de si somos dueños de nuestro destino o, por el contrario, estamos sujetos a los vaivenes caprichosos del devenir.
Gracias por tu lectura y comentario, Domingo.
Otro abrazo grande para ti
Chulísima la historia familiar de los Burillo.
Enhorabuena y suerte!
No sé porqué esta estirpe me recuerda a otra mágica, la de los Buendía,me ha encantado.Saludos
Una familia tocada por un ángel a lo largo de generaciones, una ventaja o privilegio sobrenatural del que se hicieron merecedores.
Gracias Rosalía.
Un abrazo
Los Buendía son una de las grandes estirpes de la literatura. Este pequeño esbozo que se me ha ocurrido nunca podrá llegar a tanto, pero me alegro de que te guste.
Muchas gracias y un abrazo, Ana
Hola, Angel. Qué bien has hilvanado el paso del tiempo y lo que representa en las vidas de esta familia, con tan buena estrella.
Te ha quedado una historia fluida y amena.
Suerte y abrazos
Muy logrado. Perfectamente hilados los dos conceptos propuestos. Me encanta.
Buena estrella es una expresión adecuada, como la que guía a los Reyes Magos, con su carga mágica e ilusionante.
Muchas gracias, Calamanda.
Abrazos
Ángeles y gigantes son conceptos que pueden dar juego.
Gracias, Edita.
Un abrazo
Tú sí que eres un gigante y a la vista está que un Ángel, también. Me ha encantado esta historia de protegidos por los ángeles. Estoy convencida de que todos tenemos el nuestro lo que pasa es que a veces nos empeñamos en no darle un sitio preferente y se acaba escondiendo. Abrazos, Ángel.
Ángel, que bonita historia. Una familia entrañable sin duda. Abrazos .
Me ha encantado la historia del ángel protector presente en los actos de la estirpe de «los Burillo». Siempre con una gran sensibilidad que te caracteriza.
Mis saludos.
Enhorabuena, querido Ángel. Otro hermoso relato tuyo y, esta vez, con un final feliz. Ea. Un abrazo enorme, guapo.
Solo sabemos contar y resaltar los infortunios, pequeños o grandes, que nos suceden, sin valorar las numerosas ocasiones en que esquivamos otros mucho peores. El hecho de estar vivo y más o menos sano un nuevo día, con las necesidades principales cubiertas, es como estar protegido por un poder que a otros no se les concede.
Muchas gracias, Mercedes. Abrazos
Una familia creativa, positiva y peculiar, que merece tener un protector que vele por ellos, que no permita que la parca se los lleve antes de tiempo.
Muchas gracias, Nuria.
Un abrazo
A mí lo que me alegra es que te guste.
Muchas gracias por leer y comentar, Anna.
Saludos
No todo puede terminar bien siempre, pero bastantes malas noticias hay por ahí para, además, añadir nosotros más historias con tristes finales.
Muchas gracias, Puri.
Otro abrazo grande para ti
Hola, Ángel, esta familia de los Burillo está bendecida por Dios, que pone un ángel protector tras cada uno de ellos. También es verdad que se lo merecen, puesto que siempre dan la talla (alguno de ellos en todas sus acepciones) en el papel que les ha sido encomendado. Igualmente el micro que nos lo cuenta es de mucha altura y tiene su «ángel» guardián, que además es generoso y no se limita a lo suyo, sino que sobrevuela todo el universo de ENTC bendiciéndonos a todos con sus visitas e interesantes comentarios. Gracias una vez más. Me ha encantado tu relato. Suerte y un abrazo.
Como bien dices, los Murillo, generosos y hábiles, provechosos para todos, aunque un tanto despistados (todo no se puede tener), merecen una protección especial y personalizada, para evitar que les suceda algo irremediable antes de tiempo. Sobre el otro «ángel», que solo lo es de nombre, te puedo asegurar que disfruta mucho leyendo y comentando, consciente de que además, aprende.
Muchas gracias, Juana María
Un abrazo
Hola, Ángel.
No le falta trabajo a este encargado especial de proteger generación tras generación a los Burillo, para los que el «Jefe Supremo» tiene reservada una misión muy importante.
Sin venir a cuento, pero la repetición del apellido, no sé por qué, me ha traído a la cabeza otra estirpe de literarios personajes, aunque esos te hacían tal lío al leer la historia que hasta necesitaron incluir en la obra un árbol genealógico. Supongo que ya habrás caído en la cuenta de que me refiero a los famosos Buendía y sus repetitivos Aurelianos.
Un angelical saludo, estimado tocayo.
Este ángel sabe aparecer en el momento adecuado, no se le puede negar. La familia a la que protege merece sus buenos servicios.
Ya me gustaría a mí tener la capacidad de crear una estirpe familiar como la de los Buendía.
Deseando estoy leer tu relato, me consta que de ángeles sabes algo.
Muchas gracias, tocayo.
Un abrazo grande.
Así son los distraídos, no sólo tienen un Dios aparte,… ¡Parece que ángeles también, jaja!
Me encantó este maravilloso micro tuyo, Ángel querido (como todo lo que escribís) que cubre y cuenta las vicisitudes terrenales de tres generaciones de estirpe bien celestial… ¡Movidita la faena de los ángeles custodios!
Como siempre, un gusto leerte. Besotes😘😘😇😇
Tres generaciones de personas despistadas, desde luego, aunque también geniales y generosas, por ello merecedores de toda la protección posible, la terrena y la divina.
Mil gracias, Mariángeles. Besos
Definiría tu relato como un «micro-histórico» en el que a través de la familia Burillo, nos paseas desde la Edad Media hasta nuestros días creando la atmósfera perfecta en cada una de las situaciones.
Me ha parecido de lo más original y te felicito, Ángel.
Un abrazo virtual
No nos queda otra que adaptarnos a la época que nos haya tocado vivir. En eso estamos todos siempre, aunque existen personas que, de forma excepcional, son capaces de sobresalir e incitar mejoras colectivas. Los Burillo merecían y necesitaban de alguien que velase por ellos.
Muchas gracias, María José.
Un abrazo
Disculpa por cambiarte el nombre sin querer, María Jesús.
Ogro abrazo
Me encantan los Burillo y su ángel custodio, desde luego a muchos otros como por ejemplo a Gaudí no le hubiera ido nada mal tener un protector como ese …
Un relato extraordinario Ángel
Abrazos
Gaudí nos hubiera seguido deleitando unos años más, pero, al menos, hoy disfrutamos y valoramos su legado .Quizá por eso el ángel protector cambió de cliente, quién puede saberlo.
Me alegra que te guste, Aurora
Un abrazo
Hola, Ángel. Gracias por otro muy disfrutable relato, en este caso el de una estirpe protegida por un ángel, una estirpe de mérito, pero también una estirpe de distraídos . Me pregunto si los distraídos tenemos nuestro ángel guardian, y mi experiencia me responde que sí, que muy probablemente, sí.
Un abrazo.
Muchas gracias a ti por leer y comentar.
Igual que de los niños, que no dejan de ponerse en peligro a sí mismos, se dice que deben de tener un ángel, así también los despistados.
Gracias de nuevo y otro abrazo para ti, Jorge
Hola, Ángel. Un ángel familiar y siempre de guardia, dispuesto continuamente a obrar un milagro si es preciso para cualquier generación de los Burillo; incluso en la actual. Es curioso como a lo largo del relato circular, o espiral, el concepto milagro y las acciones para con esa familia de despistados va cambiando con el paso de las generaciones. La cara del primero sube a los altares, la última sigue caminando, eso sí, vivo. Me ha encantado tu texto, Ángel. Suerte y abrazos.
Los seres humanos somos mortales, efímeros y frágiles. Los ángeles, por el contrario, no parecen tener caducidad. Sí que sería buena cosa tener uno al servicio de una familia. No sé si todas merecerían ese privilegio, los Burillo sí. A través de generaciones han heredado despiste, genialidad en algún aspecto y esa criatura benefactora, para compensar tanto peligro inherente, para que puedan concluir su ciclo vital.
Gracias por tu lectura y tus palabras, Rafael.
Un abrazo
Apenas unas horas para cerrar esta partida de ángeles y gigantes te devuelvo tu visita. Pero entre tanto comentario una no sabe ya qué decir. Así que seré escueta y sensilla, (me costará pero lo intentare… 😉 )
Qué buena y peculiar historia nos traes, Ángel, esta familia, la de los Burillo, caracterizados por ser despistados, buena gente y grandes de talla.
Un abrazo enorme, como tus letras.
Buenos, grandes y despistados, has definido muy bien a esta estirpe, con tres adjetivos precisos.
Mil gracias y otro abrazo grande para ti, Rosy