52. Sorpresa, sorpresa
En cuanto retiraron el panel, nos fundimos en un emotivo abrazo, incapaces de contener las lágrimas entre los entregados aplausos del público. Aquella no era la novia de mi adolescencia a la que hacia décadas que no veía. Estoy completamente seguro porque no existe. La inventé en la carta que escribí a aquel programa de televisión. De ahí mi cara de asombro cuando descubrí que había alguien al otro lado, alguien tan solo como yo.
Pocas palabras has necesitado, Raúl, para, tomando el título y la trama de un programa de televisión, montar una historia en la que el personaje resulta sorprendido por el resultado de su propia argucia. Excelente.
Suerte y abrazo.
¡Muchísimas gracias! Un abrazo.
Esos programas son una engañifa y un teatro, un espectáculo para espectadores sin otra cosa mejor que hacer, en la que es de suponer que los figurantes reciban alguna compensación, todo sea por la audiencia. Sin embargo, tu protagonista ha encontrado a otra persona igual de necesitada de compañía, predispuesta como él a emprender una relación e igual de sorprendida de que pueda funcionar. Si además congenian, la jugada habrá salido perfecta.
Un relato breve y efectivo, Raúl.
Un abrazo y suerte
¡Muchas gracias! Un abrazo.
Hay que dar al público lo que quiere.
El espectáculo ante todo.
¡Me gusta, suerte!
¡Gracias!