39. GUÍAS Y GUÍAS (Rafa Olivares)
Mientras la forense toma notas y el agente de la científica fotografía la escena –con especial atención a la escalera sobre el suelo–, don Ireneo Ripalda lee el prospecto que le alude:
«CUERDA DE CÁÑAMO: INSTRUCCIONES DE USO
– Extraiga el producto de su envoltorio.
– Introduzca la cabeza por la abertura de uno de los extremos.
– Sitúe el nudo corredizo a la altura de la nuca y ajuste sobre el cuello. No apriete en exceso para evitar accidentes.
– Coloque una escalera de mano bajo el punto de enganche (una viga, el soporte de una lámpara, la rama de un árbol, una farola…).
– Súbase con cuidado y ate con nudo marinero el otro extremo de la cuerda a la sujeción elegida.
– Patee con fuerza la escalera alejándola de sí.
– Trate de relajarse para obtener pronto un suave, cadencioso y elegante balanceo.
– No olvide guardar en un bolsillo este folleto para mejor instrucción del señor Juez.»
Luego, don Ireneo ordena el levantamiento del occiso, dirigiéndose a su oficina a redactar el auto de archivo de la causa. Por el camino, no puede evitar cierto sentimiento de frustración al recordar la estantería de esa multinacional sueca que lleva cinco días sin conseguir montar.
Va a ser más sencillo quitarse la vida con un clásico: el ahorcamiento, que montar un mueble de Ikea. Eso de «hágalo usted mismo» ha hecho mucho daño a la civilización, y a los trabajos especializados, que los profesionales están para algo.
Original y muy divertido, marca de la casa.
Un abrazo y suerte, Rafa.
(Me faltó aludir a tu protagonista: Ireneo Ripalda, personaje mítico de tantas de tus buenas historias).
Ahí va otro abrazo
Los indescifrables manuales de instrucciones, peores que los jeroglíficos egipcios. Con honrosas excepciones para el suicidio.
Dos abrazos de vuelta.
Veo que Ireneo Ripalda consiguió salir sin mayores problemas de su último ataque y recuperó sus órganos, jajaja.
Humor negro del bueno, felicidades Rafa y un abrazo.
Ireneo tiene mil vidas.
Gracias, Ana María.
Besos.
Qué bueno, Rafa. Si don Ireneo no puede montar la estantería será porque las instrucciones no son tan claras y precisas como las de la cuerda. El relato me ha encantado. El suicidio y el humor no son fáciles de combinar y tú o has conseguido.
Buenísimo!
Feliz porque te haya gustado, Susana.
Un beso.
Pocas cosas pueden escapar a darles un punto de humor. Gracias, María, por leer y comentar.
Abrazo.
Un relato genial, Rafa Olivares. «…para evitar accidentes» ¡me parto!
Claro, cada cosa en su momento y sin sorpresas.
Un beso, Pilar.
Rafa, me encanta el humor negro, y las instrucciones del suicidio… no debería, ¡pero me meo de la risa!
Un abrazo y suerte.
Con el próximo regalaré un pañal. Jajajaja
Gracias, Rosalía, abrazo fuerte.
Qué bueno, Rafa. Me pregunto si el suicida ha sentido alguna satisfacción al seguir con éxito las instrucciones de la guía. Genial y entrañable esa asociación final de ideas de don Ireneo Ripalda. Enhorabuena y mucha suerte con el relato, maestro. Un abrazo.
Quizásse suicidó porque tampoco conseguía montar un mueble de Ikea, así que esta vez quedarìa satisfecho.
Un abrazo, Enrique.
Hola, Rafa.
Sólo los maestros como tú consiguen darle un giro imprevisto a un tema tan tremendo.
Creo que ese personaje tuyo, Ireneo Ripalda, es ya un clásico de la literatura, por lo menos, para los amigos que te leemos y que valoramos y disfrutamos tu narrativa.
No sé si me equivocaré, pero puede que este microrrelato consiga subir las escaleras que llevan al recopilatorio.
Un cálido abrazo, maestro Olivares.
Amigo Ángel, abrumado con tus hiperbólucos halagos y tus gratificantes augurios.
Abrazo fuerte.
Me he reído mucho, Rafa. Este kit de suicidio para manitas da mucho juego. Un abrazo.
Querido Antonio, esas risas ya son un gran premio.
Abrazos.
Divertido! La muerte se monetiza tanto como la vida. En mi pueblo era más barato matarse, bastaba con tirarse a un pozo. Nada elegante pero efectivo.
¿Y todos sabían cómo hacerlo? Quizás ahí hay otro nicho -nunca mejor dicho- de negocio.
Gracias, Rosa, por comentar.
Beso.
Yo, cuando sea mayor, quiero escribir un relato tan macabro y divertido como este. Ostras, mayor ya soy… Bueno, cuando vuelva a nacer, a ver si escribo algo así.
De eso nada, Edita que por aquí nos sueles regalar preciosos relatos que ya quisiéramos.
Besos.
Punto en contra para los de Ikea: increíble que sea más fácil seguir las instrucciones para ahorcarse que las de armar un mueble. Y en cuanto a Don Ireneo Ripalda, con todos los avatares de su vida y su trabajo, me atrevo a sugerirte, Rafa, que sería bárbaro verlos todos, toditos, en su propio libro de micros (yo creo que le pasa el trapo al mismísimo Sherlock Holmes).
Un micro divertidamente macabro o macabramente divertido, según como se mire.
Un beso,
Mariángeles
Hola, Mariángeles:
Tu comentario me ha hecho revisar cuántos relatos tengo con Ireneo Ripalda de protagonista y resulta que llegan a la veintena. No era consciente de que fuera tantos. Quizás habrá que pensar en un monográfico con sus venturas y desventuras.
Gracias y cariños.
Instrucciones precisas como pocas las de esa cuerda, a ver si va a resultar al final que los españoles somos más organizados y perfeccionistas que los nórdicos. O que en el fondo es más fácil entender para qué sirve una cuerda que un mueble llamado Østerpäckunga.
Un abrazo y suerte.
Ni punto de comparación la calidez ibérica con la frialdad nórdica, ni siquiera en las explicaciones.
Gracias, Ana, un beso.
¡Qué bueno, Rafa!
Vaya calidez de instrucciones… un buen oximoron!! con su: «No apriete en exceso», «Súbase con cuidado» y «Trate de relajarse». Jajaja
Eso sí, escrito con la fluida prosa humorística del maestro Olivares.
Un petó.
Carme.
Un producto para tratar con la delicadeza que su uso merece. Gracias, Carme, por leer y comentar.
Petonets,
¡Qué bueno, maestro! Ese tal Irineo quiere sonarme… jajajaja
Mucha suerte con el relato. Lo he disfrutado muchísimo.
Trate de relajarse, por favor, que, si no, no sale el elegante balanceo 🤣. ¡Buf, qué jartá de reír!
Besosss