Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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28 Indulgencia (Mirta Calabrese)

Estaba muy molesto, dijo que no podía más, que esto lo colmaba todo, nervioso  se restregaba las manos. Nunca lo había visto así, él, un ejemplo de paciencia y dulzura, lo desconocía. Fue entonces cuando afirmó que me abandonaba, que nunca había tenido que proteger a alguien así, tan imprevisible, que se ponía en situaciones de  riesgo y tenía la cabeza dura como piedra, que no lo llamara. Dio un portazo y desapareció. Estaba desolada, no sabía qué hacer, solo pensaba cómo sería mi vida desde ahora sin él.

Al cabo de un rato aparté un poco las cortinas y ahí estaba mi ángel, sentadito en el alféizar de la  ventana, con sus alitas de luz y su ternura. Al percatarse me guiño un ojo y sonrió..

y yo suspiré aliviada.

 

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Todos necesitamos alguien que vele por nosotros. Como somos tan complicados, a veces erramos tanto que hacemos daño a quien más queremos y más vela por nosotros, lo que hacemos con ello es exigirles un esfuerzo mayor aún por su parte: el de perdonar. Los ángeles son medio divinos, pero también tienen su corazoncito, que puede dolerse, además de su paciencia, que pueda agotarse, como la de cualquiera. Posiblemente, percibió el arrepentimiento de tu protagonista, necesario para la posterior indulgencia.
    Un saludo y suerte, Mirta

    1. Mirta Calabrese

      Muchas gracias Ángel, por leer y dejar tu bonito comentario. En mi vida he tenido que pasar por algunas circunstancias muy delicadas, y de verdad creo que mi ángel estuvo ahí. Y como dices, todos necesitamos creer que alguien vela por nosotros.
      ¡Gracias! Saludos!