12. INSURGENCIA
INSURGENCIA
Jamás hubiera imaginado semejante inclinación, pero aquí estoy esperando a que me reciba. Siempre le admiré y antes de que se rebelara pude advertir su fuerza y su cautivador atractivo.Yo fui el encargado de expulsarle. Pesa en mí ese infame mandato. Le escolté y le vi atravesar las puertas desplegando sus alas en un gesto de digna insolencia, como si en vez de sufrir un destierro fuera un rey dirigiéndose a su trono. Hasta en sus detractores podía adivinarse una muda reverencia ante su imponente presencia. Fue un momento sublime. Yo quedé abducido y tuve una clarividente revelación. El amor que había conocido era insignificante comparado con el que me atravesó en ese instante. No me importan los que me juzgan desde sus privilegiados púlpitos. Reniego de la aburrida virtud, de la idolatría a un dios que convierte a sus seguidores en sumisos hipócritas que se creen los hacedores del bien.
Sólo ansío servirle. Esperaré a que decida que soy digno de su mundo, de su ejército, mientras le imagino no como un ángel caído sino como un ser todopoderoso. Y yo, el Arcángel San Miguel, le seré fiel hasta el fin de los días.
El Arcángel San Miguel expulsó al Ángel Caído, al máximo representante de lo incorrecto. Lo que nadie imaginaba, ni el propio Arcángel, era la fascinación que iba a producirle un personaje opuesto al mundo conocido y bien pensante, en el que él es un personaje destacado.
Buena visión con vuelta de tuerca de una historia tradicional, que hace tambalearse los cimientos establecidos que conocemos, con la pregunta sobre si lo incorrecto es una verdadera opción, o una tentación dañina.
Un saludo y suerte, Gema