05. KAFKIANO (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
Terminada la campaña comercial en Moravia, Marek Kovák volvía a Praga para renovar los muestrarios de primavera y pasar a contabilidad la lista de pedidos.
Cuando el tren cruzaba el río Moldava recordó sus largos paseos por la orilla con Gregorio Samsa, su amigo de la infancia, y se prometió a sí mismo visitarlo. Hacía tiempo que no sabía nada de él, salvo algún rumor de que había sido despedido de la Compañía en la que ambos habían sido reclutados.
Terminadas sus obligaciones laborales se acercó a la casa de los Samsa. El señor Samsa lo reconoció y lo abrazó emocionado:
─ Gregorio desapareció. Desde navidades no sabemos nada de él, le dijo.
Contrariado, Marek salió del portal y se sorprendió al ver que los transeúntes se paraban a mirar hacia el balcón del señor Samsa. Incluso un grupo de personas jubiladas escuchaban, mirando a la balconada, las explicaciones de su guía:
─Señores, decirles que diariamente, al toque del carrillón de la catedral a medio día, ese inmenso gorgojo que ven abre con sus patas la ventana del balcón y mira hacia el cielo.
Marek se estremeció. El insecto parecía hablarle y no apartaba su mirada lacrimosa de su rostro.
En una convocatoria en la que los bichos pueden hacer acto de presencia, no podía faltar el pobre Gregorio Samsa metamorfoseado en insecto, escarabajo, cucaracha o quizá gorgojo, Kafka no dejo claro la especie concreta, pero inquieta lo mismo. Es una historia sorprendente, que inquieta como pocas, de una forma kafkiana, que nunca ha dejado de estar vigente, con varias posibles interpretaciones; una joya de la historia de la literatura que merece un homenaje como el de tu relato.
Un abrazo y suerte, Jesús
Muchas gracias Ángel. Espero que nunca nos pase lo que le pasó al Gregorio (jugando con su nombre he escogido al Gorgojo) aunque a veces nos vean como bichos raros.
Un abrazo
Estupendo microrrelato. Y kafkiano, como su título.
Suerte.
Noto tu versatilidad en cuanto a buscar y tratar temas para tus escritos. Hoy haces que nos pongamos en el pellejo de un lector de Kafka. Además de conseguir que lo añoremos, lo planteas de tal forma que, disfrutando del Kafka Redondo, nos propongamos volver a sacar de la estantería aquel libro de bichejos intratables y releerlo tranquilamente, disfrutando.
Rosalía gracias por tu comentario.
Pues sí te digo la verdad para escribir este relativo me tuve que leer la metamorfosis esa.Gacias Miguel
Destaco de tu relato, sobre todo, la capacidad visual. Se nos queda en la retina esa imagen del amigo mirando al balcón y la mirada humana de Gregorio personificada en el Gorgojo que sale a tomar un poco de aire.
Buen texto. Un saludo.
Muchas gracias Manoli por pararte ante mi relato.