Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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43. La bolsa de la compra (Rosy Val)

Podría sonar a incoherencia, mas yo recuerdo aquellos días como los más entrañables de mi infancia. Incluidas esas tardes en las que nuestros padres nos castigaban sin merendar haciéndonos creer que era en reprimenda por habernos portado mal. Pero es que la actitud y el tono eran tan sin enfado que mi hermana y yo seguíamos jugando al parchís, como otras veces, sin darnos cuenta de que eran excusas y una casualidad que, siempre que nos castigaban, el frigorífico se encontraba vacío. Entonces salían los dos a la calle, advirtiéndonos… —ahí sí que se ponían serios—, que no abriéramos a nadie. Que esperásemos a que ellos volvieran. Y que cuidáramos de Toñín; que correteaba feliz en su triciclo sin enterarse apenas de sus ausencias. Al final siempre volvían con comida. Hasta esa vez en que solo regresó papá. Sudando mucho, con los ojos muy rojos y la pistola de Toñín asomando por el bolsillo de su abrigo. Echábamos mucho de menos a mamá, pero también nos daba mucha pena papá, sobre todo cuando salía a jugar fuera, con la pistola, él solito.

13 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    La infancia, salvo que haya sido muy traumática por algún motivo, suele discurrir en un remanso de ilusión que evocamos hasta el fin de nuestros días. No es para menos. Pronto dejamos de lado esta despreocupación, nuestra vidas están llamadas a convertirse en algo más serio y lleno de responsabilidades. Esta nostalgia se da incluso tras casos de verdadera necesidad, porque los niños tienden a verlo todo bajo un prisma edulcorado, lo que no quiere decir que no se den cuenta de detalles que terminarán por asociar antes o después, para completar las escenas.
    La bolsa de la compra hay que llenarla de alguna forma, a veces. hay personas que se ven abocadas a hacerlo con el método más rápido y temerario no exento de fatales consecuencias.
    Un abrazo y suerte, Rosy

  2. Paloma Casado Marco

    Tierno y duro a la vez. Los niños no son conscientes de su pobreza, hasta creen que el padre sale a jugar con la pistola. Debajo de ese relato infantil se esconde un tremendo drama que has reflejado muy bien. Un beso, Rosy.

  3. María José Escudero

    Hay recuerdos de la infancia que quedan grabados para siempre y siempre parecen felices, como en este cuento en el que la ingenuidad infantil solapa una muy cruda realidad. Te deseo mucha suerte, Rosy con este relato tan lleno de ternura y también melancolía. Un beso.

    1. Me apetecía hacer un relato donde unos niños, a pesar de tantas carencias, recordasen su etapa infantil sin tanta amargura.
      Gracias por tus palabras, María José.
      Un beso enorme.

  4. Javier Arroyo

    Sacar adelante a tres criaturas a veces exige muchos sacrificios, incluso la propia vida. La de tus protagonistas no es precisamente un juego. Me ha gustado mucho este micro. Mucha suerte.

  5. La misma nostalgia conque el personaje, que ya no es niño, cuenta la historia, hace aún más descarnado el relato, en especial con esa línea final que, parafraseando la mención de la pistola, es un tiro a quemarropa al lector. Tremenda la bolsa de la compra, Rosy, aunque no por eso menos buena.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Muchísimas gracias, Mariángeles y Edita, por vuestros comentarios. Gracias por compartir conmigo emociones, tiempo y palabras, a mí al menos es lo que me mueve en estos momentos donde todos andamos un poco despistados con un futuro que sin duda nos preocupa tanto.
      Un fuerte abrazo, pero sobre todo, Salud y Suerte.

  6. Yolanda Nava Miguélez

    Ufff miedito da. Un gran de relato, muy bien condimentado.Esa pistola hace blanco en el corazón del lector.
    Muy bueno, me ha gustado mucho.
    Suerte con él.

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