86. La canción del coro (Manuela)
Los del coro tenían una edad. Era el primer día para María. Una mujer de risa fácil. Había pagado cuarenta y cinco euros por todo el mes. La directora le dio una copia de las canciones. Un hombre le hizo un hueco a su lado. Empezaron a cantar la número cincuenta: Quizás, quizás, quizás. María echaba pecho para seguirlos. Se sintió rara toda la clase. Se había anotado de forma precipitada. Sin pensar. Terminaron de cantar. María recogió pecho y la voz. La voz del hombre la frenó. Se llamaba Rafael. Risueño le dijo hasta la semana. Ella contestó: Quizás.
María llegó a casa. Reflexionó lo que su mente había registrado en esa hora. Pantalón de pana. Voz grave. Reloj de pulsera, alto y con mocasines. Ella: sofocada, contenta. Discutió con su voz interior. ¿ A tu edad?. Qué te importa. Miró en internet. Era obvio. Se acostó con la canción de los tres sudamericanos en mente: «el que tenga un amor que lo cuide, que lo cuide».
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo, aunque no sea de Los Tres Sudamericanos.
BETTE MIDLER – The rose
https://youtu.be/FzJMIUhFw7Q
Rafa heredero, la inspiración de este relato no fue la foto de esta noche te cuento. Hacía siglos que no escribía nada. Leí los relatos del concurso y me lancé por la intriga de si mi relato tendría su canción. Acertaste de pleno. Chapó.
Gracias.
Sonrisas mil
Que hay una canción para cada momento nadie lo duda. Que, a veces, aparecen en el instante preciso, tampoco, aunque esto último puede deberse más a un proceder inconsciente que al destino, o quizá no. El caso es que este primer ensayo de tu protagonista, además de la experiencia musical, le ha servido para que ante ella se abra un mundo de posibilidades, tal vez también, el propio corazón. Nunca se puede saber dónde nos encontraremos con un cúmulo de circunstancias que se confabulan para producir ilusión.
La música, unida a las letras, propician historias como ésta que, aun siendo ficción, bien pudieran darse y resulta creíble.
Un saludo y suerte, Manuela
Angel,hiciste un comentario del relato que me deja muda.¡A ver si salgo del limbo y rescato la escritura!.
Sonrisas mil
Manuela