Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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08 LA CARA QUE NO RELUCE (A. BARCELÓ)

Muchos envidiarían la estela que voy dejando tras de mí. Mi vida de cometa, viajando por un firmamento que voy sembrando de luces, puede parecer genial. No es que me queje, pero todo tiene su parte oscura y en mi caso es el anonimato y la soledad. Al principio, llegué a creerme una especie de dios con poder para decidir el destino de los astros, pero pronto comprendí que eso era un espejismo, soy un mero encargado de fijar la atención dentro de su universo, de remarcar su fulgor. En no pocas ocasiones, me he planteado la idea de intentar pasar al otro lado, yo también tengo mi orgullo y a mí también me gustaría destacar. No he tardado en convencerme de que mi sitio está aquí, entre las sombras, el único lugar que acoge mi destello, por más que nadie lo pueda ver. He tenido que aprender a comerme mi ego, igual que me como las exquisiteces que me sirven, sin saber que también están siendo juzgados, los camareros de los restaurantes que tengo la misión de elevar, o no, según consigan deslumbrarme, a la categoría de estrellas.

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los críticos que otorgan las prestigiosas estrellas Michelín han de sentirse cómo tú los has descrito, alguien tenía que decirlo, por un lado como dioses que otorgan la gloria a otros, por otra parte, frustrados por tenerla tan cerca y no poder ni tocarla, permaneciendo en el anonimato. Al menos, comen estupendamente y deben tratarles a cuerpo de rey en los restaurantes.
    Un homenaje a personas desconocidas, pero cuyo trabajo es imprescindible.
    Voy a hacer de crítico: bien visto y bien contado, apreciado tocayo.
    Un abrazo y suerte

    1. Barceló Martínez

      Hola, Ángel.
      Nada es perfecto. Somos muy dados a idealizar las virtudes del trabajo de algunas personas, desconocedores de su cara menos amable, la que no tiene tanto lustre. Es cierto que uno puede pensar que un trabajo de este tipo tiene muchas ventajas, aunque, lógicamente también debe tener sus inconvenientes.
      El brillo de las estrellas sólo es apreciable sin contaminación lumínica alrededor.
      Muchas gracias, una vez más, por tus brillantes comentarios. Un cálido abrazo, estimado tocayo y amigo mío.

  2. Montesinadas

    Curioso y original tratamiento del tema estrellas y muy cercano en estos momentos donde la gastronomía ha tomado tanto interés. Me gusta ese tratamiento del ser en las sombras. Suerte

    1. Barceló Martínez

      Hola, Montesinos.

      Sí, es verdad que se ha puesto de moda el tema de la alta cocina y lo veo bien. Lo que pasa es que creo que muchas veces solo se ve la cara más deslumbrante de las cosas. Muchos de los que desean llegar a las estrellas no tienen en cuenta el inmenso trabajo y la dedicación que ello conlleva. La de cocinero/a se está idealizando como una profesión estelar, y lo es, al tiempo que dura y muy sacrificada. Me parece que el lema de esta convocatoria les va que ni pintados a estos esforzados profesionales.
      Por otro lado, como bien apuntas, está la labor del crítico cuyo trabajo queda oculto entre las sombras, aunque de algún modo también puede ser gratificante.
      Un cálido saludo lleno de agradecimiento y buenos deseos.

  3. Barceló Martínez

    Hola, Juan.
    Hoy, doble alegría: tu nuevo relato y tu comentario. Te agradezco las dos y me apunto la peli.
    Felices aventuras y cálido saludo para el aventurero.

  4. Jorge Zas

    Me encuentro entre quienes envidian la misión de tu protagonista en su firmamento, y también la forma en que has llevado el relato haciéndonos pensar en otras historias, en andanzas que no tenían nada que ver con la que, con maestría, nos sorprendes al final. Enhorabuena, Ángel.
    Un cordial saludo de tu envidioso amigo. !Suerte!

  5. Barceló Martínez

    Hola, Jorge.
    muchísimas gracias por tu estupenda valoración.
    Nada tienes que envidiar, al menos en el aspecto literario. No te descubro nada nuevo cuando te cuento que yo soy seguidor de tu narrativa. Siempre es un aliciente descubrir, cada convocatoria, tu última creación y comentar contigo, con todo respeto y sinceridad mis lecturas de tus relatos.
    Un cálido saludo, Nos volvemos a leer pronto.

  6. Hola, querido Barceló. Te diré que empezar leyendo la historia de un cometa y terminar conociendo la de un crítico culinario deja una estela que es difícil, por no decir imposible, de ignorar… Tener la capacidad de elevar al rango de estrella a un cocinero o restaurante debe ser lo más cercano a ser Dios, si de otorgarla hablamos, o todo lo contrario, cuando ese mismo dios, vaya uno a saber por qué, ignora o, peor, denigra sabores, platos y mesas que desean destacar en su universo… Esto de las tareas poco gratas o reconocidas me trae a la mente otras tareas menos gratas y menos reconocidas en el mundo (como nada tienen que ver con lo culinario, dejo a tu criterio imaginar cuáles… 😉 )

    Me ha gustado mucho, muchísimo, conocer la cara que no reluce.

    Un beso grande,
    Mariángeles

  7. Barceló Martínez

    Hola, Mariángeles.
    Siempre es una alegría recibir tus palabras.
    He quedado bastante satisfecho con este relato, pues creo haber acertado con las comparaciones y las metáforas.
    Verdaderamente, hay profesiones mucho menos agradecidas y mucho más sufridas que la de crítico culinario, pero la idea era contar algo consustancial a la condición humana y es que hasta las situaciones más favorables y halagüeñas pueden llegar a generar frustraciones si no se enfocan adecuadamente y que hasta lo más luminoso tiene su cara, digamos, menos lustrosa.
    Otro beso para ti, amiga.

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