Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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31. La carta que se enganchó en una nube

Cuando la tía Elisa nos dijo que por fin había llegado la carta de Eusebio no la creímos. Más que nada porque llegaba con dieciocho años de retraso y porque nuestra tía, de naturaleza romántica y distraída, siempre estaba en las nubes y a veces hasta en la luna, como se suele decir.

Echó la culpa del retraso a las tremendas tormentas y a los fuertes vientos que, según ella, la habían desviado de su destino. Pero lo peor, nos dijo, había sido que después de todo ese tiempo por ahí danzando las letras de la carta se habían descolocado todas. Por eso se pasaba las tardes ordenándolas, completaba palabras y con ellas construía frases. Se quejaba de que había pocas erres, que no encontraba ninguna eme y que también se habían perdido muchas aes.

Nunca supimos si aquella carta era de amor o de ruptura, la verdad, pero a nuestra querida tía Elisa recibirla después de tantos años le dio la vida.

14 Responses

    1. Rosa Gómez Gómez

      Realismo mágico. La mujer encontraba justificaciones para sufrir menos. Es posible que el contenido no le gustara tanto, y por eso lo de las letras perdidas.
      Un bello alegato a la espera que sufrían , sobre todo las mujeres, cuando sus hombres se iban por el mundo, en busca de algún objetivo.
      Muy lindo y bien contado.
      Suerte.

      1. Pilar.C

        Así es Rosa, la mente se busca recursos para no sufrir y no ver la realidad. Nuestra Elisa reescribió la carta con esa extraña excusa je,je…
        Saludos

  1. Ángel Saiz Mora

    Nunca conoceremos a ciencia cierta el contenido de esa carta, solo la tía Elisa; puede que ni ella tampoco, que parece haberse fabricado una realidad a su medida que, a la postre, es la que le sirve y cuenta.
    Benditas sean las nubes si ayudan a alejarse de la dura tierra y a vivir con ilusión.
    Un abrazo y suerte, Pilar

  2. En cierta manera, qué pena que se descolocaran las letras! Supongo que no decían lo que ella quería leer. Pero parece que la carta le hizo bien (aunque tanto tiempo reordenando letras…)
    Un saludo!
    Carme.

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