71. La más bella de las codas
Dicen que cuando nació, en los pasillos del hospital resonaron durante horas las más hermosas nanas. Así, la infancia de Cecilia, como tuvieron a bien llamarla, transcurrió cual allegretto, con el desenfado de un jovial estribillo. La coctelera explosiva de la juventud hizo que surcase sus venas un caudal de ritmos electrónicos, desembocando, con su entrada en la universidad, en la psicodelia roquera que la llevaría a conocer a su futuro marido. Por supuesto que en su boda sonaría un vals, y en su luna de miel en Nueva York un coro góspel haría las delicias de ambos. Pero a veces el infortunio se ceba con el amor, y lo que en tiempos fue un bolero puede llegar a convertirse, trágicamente, en un inconsolable réquiem. Aseguran, que desde que él no está, las horas de Cecilia discurren con la ingravidez de un jazz de esos que parecen no llegar nunca a ninguna parte, aunque si le preguntas te dirá que sus pasos la conducen a la más bella de las codas: reencontrarse con él. Tal vez sea verdad, o tal vez no. Pero ese es otro cantar.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
MUSE – Starlight
https://youtu.be/2G9_5ZQYXVY
Los nombres que nos nombran tienen más importancia de la que solemos darles, pasan de inmediato a formar parte de nuestra naturaleza, hasta el punto de que no nos abandonan mientras dura la existencia que conocemos y llamamos vida. El de tu protagonista, que coincide con la patrona de la música, le sienta como un guante. Según los avatares y circunstancias de cada momento, Cecilia se mueve al ritmo de una música o de otra. Cuando parece que su apuesta vital y amorosa ha terminado, nada desearía más que repetir el estribillo gozoso que vivió con quien fue el amor de su vida,. Ella pondrá todo de su parte, pero una relación es cosa de dos, de ahí lo acertado de la última frase, muy musical también.
Un saludo y suerte, José Ramón
Muchas gracias por tus palabras Ángel. Un saludo!