Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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27. La vieja morada

Volví a casa de mis padres. Hacía tiempo que habían fallecido y tenía una cita con un corredor para ponerla a la venta. Entré con mucho tiempo de antelación y me entretuve abriendo los armarios y los cajones sin pretender encontrar nada en especial. Recorrí mi cuarto, su habitación, el salón y por último entré en su despacho, un lugar casi prohibido para mí y mis hermanos.
Al acercarme a su mesa de trabajo noté como afloraban escenas de mi infancia, pude ver a mi padre repasando sus libros, haciendo crucigramas o escribiendo, cogí una foto en la que, con mis hijos y mi mujer, lo rodeábamos el día de Navidad; el retrato de mi madre, y muchos papeles desordenados que probablemente tuvieron la suficiente importancia para que los guardara durante años. Sentí su mirada amarga cuando encontré que notas no fueron suficientes para pasar curso o el día que le impuse mi destino en contra de su voluntad.
Me senté entonces en su butaca, cogí un papel de su escritorio, encendí un cigarro y escribí esta historia.

7 Responses

  1. Gracias, Edita.
    A mí también casi me sorprendió. El final de esta historia, en parte banal y autobiográfica (supongo que con ciertas variaciones personales, todos lo que, como yo, han cumplido una edad, se podrán ver reflejados) salió solo y puso el broche.

  2. Ángel Saiz Mora

    Nadie muere mientras permanezca en nuestro interior. Quizá el mejor homenaje que se les puede hacer, cuando se sabe hacerlo (es tu caso), sea escribir sobre ello, como ha hecho tu protagonista.
    Un relato lleno de nostalgia y no exento de tristeza, pero con el mensaje de hacer presentes a las personas que tanto significan para nosotros. Como ves, no hablo en pasado.
    Un abrazo y suerte, Ezequiel.

    1. La propuesta de este mes es sobre la nostalgia o la teisteza, y no creo que puedan separarse. Incluso cuando los recuerdos sean felices, el tiempo les da una pátina de tristeza, por lo que supone su pérdida. No obstante, cada recuerdo es el feliz resultado de una lucha para que no desaparezca, y siempre termina con una victoria en forma de sonrisa.
      Muchas gracias por tu comentario.

  3. Con tantos recuerdos repartidos por la casa, pensé que terminarías el relato con la firme decisión de no venderla… sorprendente final, me gusta que finalmente hayas escrito este relato… 😉
    ¡Suerte!

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