Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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40. Las horas rojas (Manoli VF)

Blanca mezclaba colores desde niña, lo mismo que hacía su madre en el telar familiar.  Desde que tenía memoria recordaba los hilos y las horas muertas viendo entrelazarse azules,  verdes, amarillos, grises, marrones… Sólo faltaba un color.

Cuando su madre vendió el taller de telas, ella era una joven estudiante de bellas artes como cualquier otra, pero al abrir su estudio se dio cuenta de que el telar de su madre seguía allí, habitando en los azules de sus montañas, en los ocres de la tierra, en el cielo azul y en los tonos anaranjados y añiles de sus creaciones que suplían, a duras penas, la ausencia de aquel color olvidado.

La tarde en que la madre de Blanca partió en su último viaje, el cielo era de un rojo intenso: el de la hora del atardecer. Blanca se quedó mirando las nubes, percibiendo como ese tono, desde el accidente del padre, siempre había sido negado en la vida de ellas dos.

Quién le iba a decir entonces a la incipiente pintora que sería en ese preciso y doloroso momento, mientras las vistas abrían la puerta de su memoria, cuando comenzaría a germinar la semilla de su cuadro más famoso, trazado en todas las gamas de los ovillos guardados que su madre nunca usó.

 

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El color rojo asociado a la sangre, y ésta a la pérdida de un ser querido, convertido en tabú. Aunque sea algo obvio, la vida siempre sigue para quien está vivo, pero cuando la ilusión ha muerto cuesta mucho continuar, porque todo pierde sentido. Tus personajes buscaron una fórmula para que el dolor dejase de martirizarlas. Una señal del cielo en forma de atardecer y otra pérdida más hacen que tu protagonista supere traumas e incorpore a su arte ese color del que se había privado, un gesto que simboliza la aceptación de lo inevitable, la incorporación de lo natural.
    Un abrazo, Manoli. Suerte

  2. Ay, Ángel, lees tanto entre las líneas de mi texto que podrías sentarte detrás del diván de mis personajes y… bueno, dejémoslo así. Has captado la esencia de mi texto como un francotirador capta su objetivo.

    Mil gracias por ese análisis y tu lectura, amigo. Un abrazo

  3. Josep Maria Arnau

    Bello y poético relato, Manoli. Sobre artistas, colores y creatividad. Y sobre presencias, ausencias y semillas.
    La plenitud alcanzada abriendo la puerta a recuperar lo negado, que siempre ha estado allí.
    Saludos y suerte.

    1. Ciertamente, Josep, ese collage que citas de ausencias, presencias y semillas está ahí, siempre está: en un telar, en un cuadro o en un árbol plantado en un jardín. Cada historia propia o ajena tiene otras detrás.

      Gracias por tu lectura y palabras.

      Un saludo

  4. Jesús Garabato Rodríguez

    Hola, Manoli. Nos dejas un relato lleno de fuerza en esa aparente placidez con la que van desgranado frases sugerentes y certeras, y que rematas hábilmente con pespuntes poéticos: Una vida (o varias), tristemente, puede que no llegada a vivir el todo. Buena historia. Besos y suerte, Manoli.

    1. Hola, Jesús.

      Las vidas son lazos. Continuamente atamos, desatamos enredamos… Difícil salir de la madeja, tomar perspectiva y vernos a nosotros mismos como hilos de ese telar. Bueno, gracias, compañero, por tu atenta lectura.

      Abrazo

  5. Salvador Esteve

    A pesar del dolor la vida fluye, los golpes emocionales pueden bifurcar la existencia por caminos distintos. Muy buen relato, Manoli. Un abrazo y suerte.

  6. Blanca Oteiza Corujo

    Manoli, preciosa historia llena de poesía y ternura. Finalmente Blanca encontró la gama de colores completa.
    Un abrazo y suerte.

    1. Gracias, Blanca. Pura poesía sí que es tu comentario, y encierra lo que quise transmitir: Al final la protagonista, que se llama igual que tú, encontró la gama de colores completa. De eso se trataba.

      Muchas gracias por tus bellas palabras.

      Un abrazo.

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