08. LAS MARZAS (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
─No lo niegues, Victoriano, he visto el color del billete. ¿Les has dado 5 duros? Tú y tus quijotadas, nunca cambiarás. Así terminaba el reproche de la abuela Tina a su marido.
Y ella dándose la vuelta se iba a la cocina “rumiando”: ¡Habrase visto cosa igual!, este hombre será toda su vida un “babión”.
─No te vayas “rutando”, Tina. No es para tanto, mujer. Es solo una vez al año y además, hoy han venido muchos. No querrás que les dé una peseta para todos. Con eso no tendrían ni para chupar de un cigarro.
Hacía muchos años que las estrecheces en casa de mis abuelos, en el barrio de Madriro de Orejo, habían terminado. Vacas, doscientas, prados en la marisma y en otros lugares, premio como mejor ganadero de Cantabria… Hasta fueron objeto de robo a mano armada de la partida del Cariñoso. Pero la abuela nunca cambió su carácter frugal.
Los muchachos del pueblo sabían de la generosidad de mi abuelo. En el tiempo de las ”Marzas”, cantos de anuncio de la primavera, su primera visita coplera, apoyados en sendos palos con farolillo, era a Victoriano Lavín. Después aclaraban sus voces en la cercana fuente del Cerizo.
Crónica de um hombre generoso, desprendido, como Don Quijite, aunque su mujer, práctica y frugal, no lo comprendiera, pero a las personas así, como al ingenioso hidalgo, hay que dejarles libertad, puede que no sea fácil entenderles a veces bajo la fría lógica, pero es imposible no quererles.
Otro recuerdo que perdurará.
Un abrazo y.suerte, Jesús
Son pequeños recuerdos de familia para un libro póstumo. Gracias Ángel.
Supongo que son tus abuelos. Un recuerdo entrañable y lleno de recuerdos de otras épocas. Ella con los pies en la tierra, él más ligero y generoso, contento con la entrada de la primavera.
Evocador, eran otros tiempos, ¿mejores?
Muchas gracias Rosa. Aunque la escena es antigua, ser desprendido y ser precavido son virtudes actuales también.
Si no me equivoco, es un homenaje a tu abuelo materno, ese Quijote tan generoso al que seguramente recuerdas con mucho cariño.
Edita,muchas gracias.Mi abuelo era conocido como el patriarca. Era el padre de mi madre. Cuando falleció yo tenía 6 años. Soñó lo veía en verano y le hacía más cucamonas a mi hermana, dos años menor que yo, que a mí.grr.grr.
Buena historia y bello recuerdo a tus abuelos. Como don Quijote, espléndido y generoso él, ella más realista.
Un abrazo
Hola Blanca. Mucha gracias.
Creo que se conjuntaban muy bien para mantener la hacienda.
Qué bonita historia, bien contada, como recuerdo a los abuelos. Retazos de recuerdos de tiempo atrás, con una generosidad que bien vale un relato.
Un abrazo.
Carme.
Gracias M.Carmemari por tu comentario. Si no lo escribo quedaría oculto para siempre.
Cierto es que la historia de la vida de cada uno es justo lo que recuerdas de ella. Ese mundo puede enriquecerse con lo que vas recopilando de las vivencias que oyes o te cuentan. Ya que esa historia de tus abuelos no las presenciaste, hay que reconocer que eres una privilegiado por poder contarlas. Queda la duda de que te las inventes y nò, las presentas tan reales y humanas que seguiremos confiando en tí.
Estaba yo en mencionada fuente del Cerizo cuando llegó una furgoneta con garrafas de plástico. Le conté mi procedencia al conductor, un hombre entrado en años. Y mientras llenaba las garrafas con ese agua, que según decía era la mejor para el cocido montañés, me contó esta anécdota de cuando era joven y cantaba las MARZAS