32. Llenando silencios (Gemma Llauradó)
De pequeña escuchaba con su padre música clásica, de adolescente llegó a aborrecerla según me contó una vez, de joven sólo le interesaban los éxitos del momento y en su madurez, de nuevo se interesó por esas notas que una vez llenaron sus silencios y aprendió a tocar el piano. Ahora en la vejez, mi abuela sólo escucha aquella música que tanto le aportó en su niñez, aunque ella nunca lo supo entonces…
Hoy, viéndola sentada frente a un antiguo piano que perteneció a mi bisabuelo, descubro que la música corre por sus venas y creo que siempre fue así. La motiva, la seduce, inunda su corazón mientras sus manos se deslizan suavemente de tecla en tecla dónde cada afinada nota se filtra en el aire del salón con suma elegancia. Ese maravilloso sonido lo envuelve todo… Esa música, su música, tan necesaria que ya no podría vivir sin ella.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
PAUL SIMON & ART GARFUNKEL- The sound of silence
https://youtu.be/8FB9GYkIT3E
Gracias Rafa. Una canción que siempre merece ser escuchada. Un saludo.
Qué bonito relato. Envuelve perfectamete al lectr con notas musicales, pensamientos y añoranza. Felicidades
Gràcies guapa.
La vida de una mujer retratada a través de la música. Al leer se percibe el ritmo de las teclas de la vida.
Me ha encantado la estructura circular, Gemma.
Te felicito.
Gràcies maca!
Hola, Gemma.
Haces referencia en este relato, muy acertadamente, a un hecho de la vida relacionado con la música que creo que a todos nos sucede. La música está íntimamente relacionada con los sentimientos y con las emociones y en cada época de la vida experimentamos estos de una forma distinta, cambiando nuestros gustos y preferencias, pero esos sentimientos y emociones siempre forman parte de nosotros, durante toda nuestra vida.
Un cálido saludo.
Me alegra saber que te ha gustado. Un saludo.
Todos somos diferentes pero tenemos muchas cosas en común, comenzando por las etapas vitales que atravesamos. La infancia nos deja siempre marcados, aún sin ser conscientes de ello. Durante la adolescencia aflora una rebeldía que parece necesaria para iniciar un sendero individual. En la ancianidad vuelven los recuerdos, aquello que el padre sembró en su hija con la mejor intención y que tal vez necesitó tiempo, pero acabó por crecer y afianzarse. La música tiene la virtud de llenar sus horas, de otra forma vacías, con compañía y disfrute.
Tu protagonista ha pasado todos los ciclos posibles y, en un merecido descanso, se sumerge en un anticipo del paraíso al que quizá no tarde mucho en viajar, en el que, si existe, todo podrían ser acordes y armonía.
Un saludo y suerte, Gemma
Buenos días Ángel. Me alegra saber que mi relato ha despertado tu interés. Y por cierto, lindo comentario y muy bien hilvanado.
Un cordial saludo.