105. Mamón (Jerónimo Hernández de Castro)
La vida en Madrid le resulta más difícil de lo esperado. En casa, la tienda de moda familiar se fue a pique y su madre enviudó. Él tuvo que marcharse a la capital en el viejo Ford Fiesta blanco de su padre, para conseguir un trabajo de sueldo casi decente y saldar las deudas.
Su ilusión es una chica preciosa. Nunca se habría acercado a alguien con pareja, pero no podía soportar como la trataba aquel niñato, que usaba adjetivos posesivos para referirse a ella y lloriquea ahora a escondidas exigiendo que se la devuelva.
Esta noche se verán de nuevo. Mientras se arregla en el cuarto de la pensión mira el póster de un José Luis Perales sonriente delante de las Casas Colgadas, la portada de su disco preferido. Lo encuentra muy elegante con su jersey amarillo de escote a pico, como la mayoría de los que él tiene, su única herencia aún sin vender. Hoy estrena otro. El último quedó inservible por los polvos picapica y las quemaduras, regalo de su rival. Ignora todavía que es una pérdida mínima comparada con lo que encontrará en el aparcamiento, la venganza de alguien que le llama pijo y marica.
Los que fuimos muy jóvenes en los ochenta no lo podemos ocultar por muchos años que pasen. Aquel derroche de creatividad musical que tuvimos la suerte de vivir tuvo muchos ejemplos. Los Hombres G y su «Sufre mamón», una historia divertida, con su toque dramático, merecían un homenaje como el que tú les has hecho. Seguro que si esta relato, escrito con cariño, llegara a manos de David Summers y compañía, se sentirían muy halagados, corroborando que contribuyeron a dar alegría a toda una generación y todavía siguen por ahí. -generó una película (yo la vi) y ahora esta cuidada historia.
Un abrazo grande de verano, Jero. Suerte
Muchas gracias Ángel. Sin duda la huella nostálgica de aquellos años tan singulares, en que éramos un poco más jóvenes, es fuente de estímulo y buenos recuerdos.
Un fuerte abrazo y disfruta del verano
Nunca me imaginé la historia desde el punto de vista de Mamón, eres un crack. Nos vemos en los bares. Un abrazo.
Arturo
Muchas gracias Arturo. Me gusta mucho que coincidas.con mi punto de vista. Contar la historia del presunto mamón que parece padecer ¿justamente? en la canción era algo pen diente. U fuerte abrazo
Yo también vi la peli y leyendo tu relato me he acordado de ella (y de la otra que les hizo Manuel Summers, que también vi). Y de aquel verano en el que escuchaba sin parar Sufre Mamón, Venezia (y tantas otras) con el casette de mis primos al que acabamos gastando las pilas.
Y me ha hecho reir un rato, recordando a mi ‘miniyo’ de entonces. Qué tiempos…
Seguro que al grupo, si lo leen, les traerá también una batallita nostálgica, como esta mía.
Suerte ♣
Y Buen verano (entre roscos o no)
Muchas gracias Esperanza por tu comentario. Esperemos que la nostalgia solo nos de fuerza para mirar el futuro. Un beso enorme y disfruta del verano!
Pues nada ha llegado la nostalgia sin permiso. Me gusta como lo has enlazado. Un beso.
Muchas gracias Maite.Más que nostalgia buscaba otra versión de una historia muy conocida desde una perspectiva diferente. Quizá haya más interpretaciones. Un beso enorme
No te lo perdono, desde el título se me ha metido la cancioncita en la cabeza y supongo que sea para todo el verano… (Al menos me en-can-tan con la E de encantar ;-)) Bonito homenaje con un final no tan feliz como para los que los disfrutamos. Suerte.
Saludos.
Muchas gracias! Me alegra mucho que el relato te traiga música y buenos recuerdos con una visión distinta de un personaje de kas canciones de los ochenta. Un abrazo fuerte
Genial como siempre Jero. Recuerdos, grandes recuerdos de una época preciosa. Un gran abrazo para ti. ?
Ya lo creo Pilar. También una época en la que, como hoy, los mamones siempre son los otros y los alegres, modernos y divertidos somos nosotros o pretendemos serlo. Un beso enorme para tI.