Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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29. MARCHA ATRÁS – EPI

Decía Heráclito que nunca te puedes bañar dos veces en el mismo río o en el mar.
De la arena no comentaba nada, porque al pisar la de la playa de San Juan, los recuerdos me vinieron de inmediato.
Mi pandilla de verano era diversa en edades y en lugares de procedencia. en el 68 vino una vasca de Neguri con ideas liberales, nos hablaba de Europa, del mayo del 68.
Por aquel entonces yo estaba enamorado de una chiquilla de mi edad. No pasábamos de algunos besos en el cine de verano.
La noche de San Juan organizamos una fogata con su sangría en la playa y según pasaban las horas, el alcohol iba haciendo efecto en nosotros.
Nos bañamos desnudos en el mar y al salir nos echamos en la toalla y empezamos, con nuestra poca destreza a hacer el amor y cuando estaba a punto de terminar, la mano de la vasca me retiró bruscamente.
Vi cómo mi simiente se filtró en la arena y el enfado se apoderó de mí y de mi amor.
Por unas parotiditis tardías dejé de ser fértil. Como decía Auster en su libro 4321, mi vida cambió al apartarme esa mano.

8 Responses

  1. Luz

    Las playas, los veranos y los amores de nuestra juventud nos marcan para toda la vida.
    Tus recuerdos de la playa de San Juan, no debieron de ser negativos. Este año has vuelto.

  2. Hay oportunidades que solo pasan una vez en la vida, aunque quién sabe si la simiente hubiese obtenido fruto. Fue un «coitus interrumpitur manu» de origen vasco y de gran eficacia contraceptiva. El enfado suena a lógico teniendo en cuenta el éxtasis que se perseguía. Suerte y abrazos, Epi.

  3. Ángel Saiz Mora

    Nunca se puede saber. Es fácil que si esa mano no hubiese actuado, hubiera podido haber otras consecuencias, quizá más prematuras y, por ello, indeseables. Hay cosas que no entendemos, pero a la larga, es posible que todo tenga un sentido.
    Todos tenemos alguna historia de amor y decepción. La tuya está muy bien contada.
    Te mando un abrazo grande, Epi.

  4. Hay manos que echan el freno y otras que mecen cunas. Ironías del destino, unas paperas hacen que tu protagonista no tenga otras oportunidades para engendrar, pero me pregunto si su enfado no debería dirigirse a quien le contagió esa enfermedad.
    Buen relato y bien narrado, con un toque de tu inconfundible ironía.
    Suerte y abrazos.

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