Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Mnstrscp2018 – R2 – Encuentro7

Los participantes con el alias : DICKENS – RITA HAYWORTH – ALLAN POE

deberán escribir un relato que cumpla las siguientes bases:

PLAZO : antes de las 12 de la noche (hora peninsular española) del domingo 23 de septiembre.

CONFLICTO: Te despiertas y te han convertido en : EL DISCÓBOLO

EXTENSIÓN : 150 palabras máximo sin incluir ni el título, ni la escultura ni el objeto

debe aparecer obligatoriamente este objeto : UN CHUPETE

GÉNERO : Humorístico, simpático, gamberril … y todo que se te ocurra añadir

 

Deja tu relato aquí

Votación de este encuentro

9 Responses

  1. Melisima

    Ninfomanías de RITA HAYWORTH

    Me desperté con una rigidez en los miembros que atribuí al desenfreno de la noche anterior. Como decía mi difunta madre: “tanto coito no puede ser bueno”. A duras penas logré levantarme y cuando estaba por ponerme los calzoncillos lo que vi me dejó convertido en mármol. Literalmente. Para ser más exactos en un remedo del Discóbolo. Allí, durmiendo plácidamente estaba ella con un chupete entre las piernas que se movía al vaivén de la succión de sus labios insaciables.
    No debió de extrañarle mi nueva naturaleza porque, ni corta ni perezosa, me arrastró hacia una habitación donde se encontraban otras estatuas masculinas.
    –Buenos días –saludé mentalmente
    –Buenos días –respondieron al unísono.
    La peor humillación estaba por venir con la visita un grupo de colegialas que se dedicaron a toquetear nuestros músculos.
    –Señoritas, por favor, que no somos de piedra –gimió Laocoonte.
    Lo malo es que sí éramos

  2. Angelito

    Tanto coito no es bueno, no, ¿veis cómo hay que hacer caso a las madres? Luego, pasa lo que pasa. Relato simpático, del mito del pecador convertido en piedra.

    1. Diablote

      A ver… ¿y qué pintan las escolares? ¿de donde han salido? ¿por qué van al piso de la tia esa, es acaso su profesora? ¿De arte, de educación sexual?
      Tenga cuidado, Rita Hayworth, un par de estatuas más y hunde el piso.

  3. Melisima

    La bruja de DICKENS

    No fue mi intención pisar al chihuahua de aquella señora mientras jugaba en el parque con mi labrador, y mucho menos romperle una oreja. Debía ser como un hijo para ella, porque el minúsculo animal iba ataviado con un pijama azul y un chupete colgado del collar. No hubo disculpa válida para consolar a la mujer que, mientras se marchaba, profirió una maldición que me dejó de piedra.
    Cuando me ha encontrado el guarda, ha pensado que la ropa que ondea sobre mi inmóvil figura es fruto de una gamberrada, y ha decidido acomodarme entre las estatuas del estanque como mi madre me trajo al mundo. Lo cierto es que las miraditas de las féminas que pasan son de lo más estimulantes. Pero me preocupa mi perro, que se ha quedado solo dando vueltas por el césped, preguntándose dónde diablos han ido a parar su amo y su frisbee favorito.

  4. Melísima

    Metamorfosis de EDGAR ALLAN POE

    Me acusaron falsamente de impiedad. En realidad, soy devoto de Dionisos. Estaba en plena bacanal cuando grité lo que deseaba hacerle a Afrodita. Al despertar, algún dios celoso me había convertido en estatua. Superada la sorpresa, tuve sentimientos contradictorios. Me disgustaba tener que pasar la eternidad mirándome el culo, pero había que reconocer que me habían esculpido unos magníficos glúteos. Transcurrieron eones hasta el terremoto, cuando un incompetente decidió restaurarme mirando al frente. Contemplé con horror la miseria tallada entre mis piernas, deseando poder lanzarle el disco al restaurador o al dios vengativo. Pasé luego siglos en un museo sumido en la vergüenza. Pero ayer apareció aquella beldad; contempló con sonrisa malévola mi entrepierna, mientras saboreaba un chupete de caramelo. Sus labios acariciaban la golosina, al tiempo que su lengua juguetona le proporcionaba jugosos lametones. Entonces, para su consternación y mi gozo, el Discóbolo se transformó gloriosamente en la estatua de Príapo.

    1. Diablote

      eh… ahora sí que estás soñando, Príapo, qué más quisieras tú, y no te quejes, como Discóbolo que tienes el disco ese para taparte las verguenzas. Y te voy a abrir la puerta de la votación, para que entre el aire frío y se te encoja más (aún) ho ho ho

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