Mnstrscp2019 – R4 (ciencia ficción)- E10
R4 – E10 : Robots
Los participantes con los alias : CAPITÁN NEMO – RATITA PRESUMIDA
- deberán un escribir un relato de 150 palabras máximo (título no incluido y frase no incluida)
- antes del domingo 1 de diciembre a las 12 de la noche (hora peninsular española)
- que nos hable de robots, ya sean amigables u hostiles, de uso doméstico … puedes traernos a C-3P0, hablar de Terminator…
- que use la emblemática frase de Yo, robot «Un robot no puede dañar a un ser humano»
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Aviso importante.
Nos han consultado sobre si se puede variar la puntuación (comas, punto…) de las frases propuestas en esta ronda ya que alguna no parece ser excesivamente correcta. Hemos dado libertad para que así sea y por tanto a la hora de votar que sepáis que se ha permitido este cambio en las frases.
AMOR de la Ratita presumida
Preferí convivir con un androide porque un robot no puede dañar a un ser humano y a mí, los hombres ya me habían dañado bastante. A pesar de que la relación con Adán era perfecta, mis amigas no dejaban de intentar desengañarme: ese “cacharro” no te ama, las máquinas no tienen sentimientos. Creo que estaban celosas de mi felicidad. Con el paso del tiempo empecé a sufrir una ridícula aprensión al comparar mis arrugas con su juventud sin obsolescencia. Me preguntaba, absurdamente celosa, si actuaría igual con mi probable sucesora. Sin embargo, empecé a notarle un cierto desgaste, una lentitud de reflejos, como si también él estuviera envejeciendo. Una noche lo descubrí manipulando el interior de su mecanismo. ¿Qué haces? Le pregunté. Adaptar mi vida artificial a tu vida biológica para que nuestros relojes compartan un mismo tiempo, contestó antes de cobijar mi cuerpo entre sus brazos biónicos.
NURSE 3.0 del Capitán Nemo
Noche de guardia: toca acomodar las almohadas, ajustar las cobijas, controlar los signos vitales y el correcto goteo del suero. También contener y dar el tiempo y espacio que ameritan todos: el paciente y la familia. “Un robot no puede dañar a un ser humano”… grabada en código binario, destella en su memoria la primera ley. Espera que se vayan las visitas, cierra la puerta, y con mano suave pero firme duplica, letalmente, la dosis de morfina.